C.G. Jung, uno de los psicólogos más inspirados del siglo XX, tuvo una
increíble percepción en lo que se está reproduciendo actualmente, tanto a nivel
individual como colectivo, en nuestro mundo moderno de hoy.
Él escribe:
"Si, por un momento, nos fijamos en la humanidad como una sola
persona, se ve que es como un hombre arrastrado por las potencias
inconscientes."
Somos una especie arrastrada - "poseída" por - y escenificando,
el inconsciente. Jung explica:
"La posesión, aunque pasada de moda, de ninguna manera ha quedado
obsoleta, ha cambiado sólo el nombre. Antiguamente se hablaba de
"espíritus malignos," ahora los llamamos "neurosis" o
"complejos inconscientes."
Pensar condescendientemente que somos personas racionales modernas, y somos
demasiado sofisticados como para creer en algo tan primitivo como demonios o en
haber caído bajo el hechizo de los mismísimos espíritus malignos que imaginamos
de no inexistentes.
Lo que los antiguos llamaban demonios, son un fenómeno psíquico que nos
obligan a actuar y llevar a cabo conductas contrarias a nuestras mejores
intenciones.
Para citar a Jung,
"...las condiciones psíquicas que engendran demonios trabajan tan
activamente como siempre. Los demonios realmente no han desaparecido, sino que
meramente han adoptado otra forma: se han convertido en fuerzas psíquicas inconscientes."
"La posesión," según Jung es "un fenómeno psíquico
primordial" que "denota un peculiar estado de ánimo caracterizado por
el hecho de que ciertos contenidos psíquicos, los llamados complejos, se hacen
con el control de la personalidad total, en lugar del yo, al menos
temporalmente, a tal grado que el libre albedrío del yo queda suspendido."
Aunque el poseído podría imaginar que tienen libre albedrío, su libertad es ilusoria. Están siendo utilizados involuntariamente como instrumento de alguna "otra" energía o fuerza para encarnar y expresarse a través de ellos. El tener complejos no es necesariamente patológico, ya que todo el mundo los tiene. Lo que es patológico, sin embargo, es pensar que no tenemos complejos, que es la condición previa que nos hace más vulnerables a la posesión.
Jung aclara:
"Todo el mundo sabe hoy en día que las personas 'tienen complejos.' Lo
que no es tan conocido, pero mucho más importante teóricamente, es que los
complejos nos pueden tener a nosotros."
Cuantos más complejos tengamos, más poseídos estamos. No tenemos que
deshacernos de nuestros complejos, más bien, debemos llegar a ser conscientes
de ellos. Lo que es importante es lo que hacemos con nuestros complejos.
Los complejos son las instancias psíquicas que condimentan y determinan
nuestra visión psicológica del mundo.
Para citar a Jung:
"La vía regia [camino real] a través del inconsciente, sin embargo, no
es el sueño...sino el complejo, el que es el autor de sueños y síntomas."
Temáticamente organizado (como el complejo por el poder, el complejo del
salvador, complejo materno, complejo de inferioridad, etc.), los complejos son
los vehículos que profundizan en el rico repositorio de contenido de los arquetipos
subyacentes, dándoles a los arquetipos sin forma, una cara específicamente
humana.
Los complejos son las unidades elementales vivas de la psique, actuando
como los puntos focales o nodales de la vida psíquica, en la que se concentra
la carga de energía de los diferentes arquetipos del inconsciente colectivo.
Un complejo con carga emocional actúa como el epicentro de un campo
magnético, que atrae y potencialmente asimila para sí mismo todo lo que tenga
cualquier resonancia, relevancia o esté relacionado a ello mismo en modo
alguno.
Este proceso interno se puede ver mientras actúa en-sí en el mundo exterior
cuando nos ponemos en contacto con alguien que tiene un complejo activado y nos
encontramos arrastrados en su proceso, recogiendo un rol en su psique. Este es
un reflejo externo de cómo un complejo puede atraer, cooptar y subsumir otras
partes del entorno, tanto interiores y exteriores, en sí mismo.
Cuando los complejos se escinden de la consciencia, pueden potencialmente
engullir y poseer a toda la personalidad entera.
"Posesión" es una palabra interesante. Evoca asociaciones
inmediatas del Diablo, que, mitológicamente hablando, es el que nos
"posee", en el sentido demoníaco de la palabra.
Jung, sin embargo, diferencia su sentido de la palabra "posesión"
del significado asociado con la iglesia católica, por ejemplo, cuando escribe:
"La idea de la Iglesia sobre la posesión, por lo tanto, se limita a
los casos extremadamente raros, mientras que yo lo usaría en un sentido mucho
más amplio que designa un fenómeno psíquico que ocurre con frecuencia."
Posesión, psicológicamente hablando, es identificarse con un complejo del
inconsciente, convirtiéndonos en parte de él, de tal manera que actuamos como
él y a través de él en nuestras vidas.
¿Quién de nosotros no ha hecho esto? ¿Quién de nosotros podría tirar la primera piedra?
Existe múltiples ejemplos de personas siendo poseídas y en representación de su inconsciente están sucediendo a la vista de todos en el escenario mundial. Sino, miren a su alrededor, verán a políticos en hacer cosas que no benefician a la sociedad, verán a otros tener el poder como Netanyahu realizando el genocidio del pueblo palestino, de igual manera Joe Biden provocando una Guerra Mundial contra Rusia y ahora nos encontramos un presidente estadounidense Donald Trump aplicando una nueva política exterior y querer imponer reglas por la libertad, la democracia y paz (?).
Por ejemplo: la estrella del tenis Serena Williams "perdió
la cabeza" cuando cayó en un ataque de rabia en el Open de EE.UU. en un
arrebato incontrolado dirigido al congresista republicano Joe Wilson,
gritándole "Mientes", durante el discurso del Presidente Obama ante
el Congreso; o el rapero Kanye West fundiéndose groseramente e
interrumpiendo y estropeando el discurso de aceptación de la cantante de
country Taylor Swift en los MTV Video Music Awards, todos ilustran exactamente
lo que estoy señalando.
Por ejemplo: Los asesinos múltiples en un solo acto psicópatas se diferencian
del resto de estos homicidas en cuanto al grado de sadismo que despliegan durante
el acto criminal. En algunos casos buscan asesinar movidos por la ira, sino que
y en la mayoría de los casos esas conductas responden a motivaciones como la obtención
del placer a través de la tortura o el sometimiento de la víctima.
¿Qué lleva a un individuo a matar, en cuestión de horas, a varios sujetos?
Esto es un enigma y se intenta responder desde tres perspectivas teóricas.
Según se argumenta desde el modelo biológico, las alteraciones cerebrales a
edades tempranas (tumores, disfunciones bioquímicas y enfermedades mentales
como la psicosis, los trastornos de personalidad y otro tipo de patologías
psiquiátricas graves y crónicas, entre ella están los trastornos bipolares,
depresión mayor, psicopatologías disasociativas y delirantes) modifican el funcionamiento
cerebral normal. Estos individuos presentan una infrautilización de las estructuras
cerebrales superiores, así como una sobreestimulación del cerebro primitivo o
reptiliano, responsable de las emociones más básicas, como la dominación, la
territorialidad y la agresividad.
Como el caso del expsiquiatra del ejército estadounidense que debía
enfrentarse a diario a un fuerte conflicto cognitivo, pues no compartía los valores
del ejército, institución a la que pertenecía. Esa disonancia se unió a su
necesidad de pertenecer al grupo, que le excluía por sus creencias. En 2009,
resolvió su conflicto psíquico mediante la violencia: asesinó a 13 compañeros
militares e hirió a otras 32 personas en la base militar Fort Hood, en Texas.
Los sujetos que cometen asesinatos múltiples en un solo acto poseen, en su
mayoría, personalidades depresivas, obsesivas, narcisistas, paranoides o
esquizoides.
Por lo general, estos sujetos presentan tendencias depresivas y suicidas
marcadas, además de una personalidad insegura y paranoica. Podemos encontrar
numerosos ejemplos de paranoia llevada al extremo y de delirios: el autor de la
masacre de la Universidad de Virginia afirmaba tener una «novia imaginaria»; el
asesino de los cines de Denver creía estar poseído por un personaje
cinematográfico.
En diciembre de 2012, se protagonizó una matanza en una escuela primaria de
Newtow, en Connecticut. En el centro educativos, Adam Lanza, de asesino a una veintena
de niños y a seis adultos, se suicidó. Otro caso en 2002, en la escuela
secundaria Johann Gutenberg de Erfurt, un joven de 19 años, Robert Steinhauser,
disparó a sangre fría contra un grupo de profesores y alumnos. Matando a 16 de
ellos antes de suicidarse. En el 2002 en Europa, en la escuela secundaria
Johann Gutenberg de Erfurt, un joven de 19 años, Robert Steinhauser, disparó
contra un grupo de profesores y alumnos. Mató a 16 de ellos antes de suicidarse.
Como el caso de líderes de cultos, el cual provocan un asesinato múltiple
de un solo acto sin participar directamente en el crimen. El famoso caso de
Charles Manson, quien manipuló a los seguidores de su secta para que asesinaran
a cinco personas (incluida una mujer embarazada) en una sola noche en el
domicilio del director de cine Roman Polanski. En Suiza y Francia, los líderes
de la secta del Templo del Sol ordenaron el asesinato de 53 miembros del grupo
para finalmente suicidarse.
Existe dos subtipos de familicidas: el acosador y el abatido. El acosador
es celoso, hostil, manifiesta constantemente su enfado y tiene un historial de
violencia. El abatido se muestra deprimido y presenta una elevada ansiedad anticipatoria.
Mi Creencia crea mi Realidad y Tu creencia crea tu realidad
Todo lo que Tú o Yo creemos, con nuestro sentimiento, se convierte en
nuestra realidad.
Supongamos que yo creo que ocurrirá una Guerra Mundial y usted no cree en
que ocurrirá la Guerra Mundial, esos pensamientos hará que se convierta en
nuestras realidades individuales separadas... Todo lo que creemos y sentimos
como verdad se convertirá en nuestra realidad... La ley de la creencia. Significa
que todo lo que inconscientemente sentimos como cierto en nuestro mundo
interior (pensamientos), siempre aparecerá en nuestro mundo exterior
(experiencia).
Es más fácil convencer a alguien de que algo es cierto que convencerlo de
que algo es falso.
Mantenemos nuestras creencias porque nos ayudan a dar forma a nuestra
realidad. Son las herramientas que utilizamos para tomar decisiones y emitir
juicios. Los usamos para mantenernos vivos. Te atraen personas con creencias
similares porque fortalecen tu realidad. Hace que su mundo parezca más seguro.
Tratar de cambiar eso causará miedo. El miedo es una herramienta mortal.
El miedo surge de perder el control y no saber o poder adivinar el
resultado de una situación. La vida futura y la muerte son grandes temores para
mucha gente. Por esta razón, si intentas quitarle o cambiar las creencias de
alguien, él luchará contra ti. Es duro cambiar las creencias ya internalizadas.
El miedo es una herramienta de manipulación (consciente o inconsciente
-psíquicamente o con magia, separadas o juntas) usar esto para manipular todo
tipo de situaciones y hacer que la gente haga todo tipo de locuras. Los que
controlan las religiones han estado dominado el arte de enfrentar a las
personas entre sí. Todo en nombre de ser bueno o en nombre de Dios.
¿Alguien no está de acuerdo con tu religión? Malditos sean, son malvados.
¿Alguien no sigue exactamente las mismas reglas que tú? Malditos sean. Son
malvados. Ésa también es la forma más débil de manipulación. Algunas religiones
hacen que la gente mate a otras con las que no están de acuerdo. O gobiernos
crean conflictos para gente maten a otras e inclusive generan guerras para
matar a muchos inocentes por pensar diferente. Te dicen que la causa es justa,
por la libertad, la democracia y luego la historia te muestra lo contrario.
Luego descubres que es por sus recursos y el dinero por venta de armas. Ellos los
poseídos pueden lograr grandes fortunas, mientras el mundo vive en la miseria.
Usan las mismas tácticas. Hazlo, serás malvado y seguramente serás condenado
porque no eres de su linaje.
La ciencia comprende muy bien cómo la magia afecta a las personas. Incluso
los practicantes honestos de la magia te dirán que la eficacia de cualquier
hechizo o ritual depende de las creencias de la persona. Hay conceptos
estrechamente relacionados involucrados. El primero es el efecto placebo. El
estado mental de una persona puede tener efectos profundos en el cuerpo físico.
Una persona que cree que puede sanar y recuperarse tiene más posibilidades de
hacerlo (a nivel inconsciente). Una persona que cree que no se va a recuperar y
deja de intentarlo tiene más probabilidades de no recuperarse.
El segundo es el sesgo de confirmación. Si una persona cree que ha sido
bendecida, atribuye toda su buena fortuna a la suerte y disfrutara a la
bendición. Si una persona cree que está maldita, atribuye cada desgracia a la
maldición. La realidad es que normalmente todos experimentamos las experiencias
de cosas buenas y malas a lo largo del día. A veces las cosas salen como
deseamos. A veces es todo lo contrario y se lo acredita como la mala suerte. Si
una persona cree que puede y alcanzará su objetivo, trabajará para ello,
correrá riesgos y buscará oportunidades. Considerarán cualquier contratiempo
como temporal, aprenderán de los errores y los superarán. Por el contrario, una
persona que cree que fracasará dejará de intentarlo y no aprenderá de los
errores atribuyéndoles a la maldición. Evitarán riesgos y dejarán pasar
oportunidades. Las maldiciones y las bendiciones son muy reales para muchas
personas en muchas partes del mundo. Pero al igual que la religión y todas las
demás actividades espirituales, todo se reduce a cuánto cree la persona en
ellas. Hay políticos que quieren que les votes. ¿dime como lo hacen? Ellos
tienen asesores videntes y hechiceros que le ayudan a escalar la pirámide de la
política, los más poderosos llegan a presidente. Lógicamente los que posean más
poder para hechizar sobre la masa para manipular. Luego ellos se convierten en
lobos y el pueblo se transforman en corderos. La lista es interminable.
Básicamente, creerán de ellos y aceptaran que es verdad.
Si quieres vivir la vida con una mente abierta, necesitarás desarrollar
habilidades de razonamiento bastante buenas y valorar altos estándares de
evidencia para evitar ser engañado por todos los charlatanes y estafadores que
existen.
Por otro lado, hay de la existencia de personas escrupulosas que pagan a brujas/brujos con el objetivo de intentar cambiar tu energía y controlar a
personas, masas o naciones. Utilizan hechizos y rituales muy elaborados para
hacer esto, simplemente llamando al mal a alguien o sobre las masas y puede cambiar tu
energía para manipularte sin que tengas conciencia de ello. Existen las
"maldiciones". Las palabras pueden hacer que alguien se sienta mal
consigo mismo o causarle estrés o miedo, lo que puede tener un gran impacto en
su vida.
La manipulación es un engaño que engaña a alguien para su propio propósito
y es posible en un acto premeditado que lleva a que las personas sufran
accidentes o posiblemente asesinadas o pierdan grandes sumas de dinero. La
magia ritual a menudo implica rituales extremadamente complejos diseñados para
permitir la comunicación directa con los muertos, espíritus y demonios, para
pedir favores.
Es mucho más fácil manipular las creencias de otra persona cuando se
invierte poco tiempo, energía y emoción. Una persona que ha mantenido una
creencia durante años se resistirá mucho al cambio. Incluso frente a los
hechos, es más probable que ofrezcan una reinterpretación de su percepción para
adaptarse a la nueva información que cambiar sus creencias. Su cerebro
rechazará cualquier cosa que contradiga la creencia y hará todo lo posible para
encontrar las explicaciones más elaboradas para sostener la creencia.
“Todos ellos fueron "apoderados por algo."
Jung escribe:
"desde el principio del mundo, la humanidad ha estado poseída."
Posesión es sinónimo de esclavitud.
Jung comenta que en estados de posesión se trata de, "la misma
experiencia milenaria: algo objetivamente psíquico y extraño para nosotros, que
no está bajo nuestro control, se opone firmemente a la soberanía de nuestra
voluntad."
Posesión significa ser suplantado por algo más fuerte, ser absorbido y
"adueñado" por algo distinto de nosotros mismos.
Jung dice:
"Dondequiera que todavía estemos apegados, seguimos poseídos, y cuando
estamos poseídos, hay uno más fuerte que nosotros, el otro nos posee."
Todos hemos tenido momentos en los que hemos estado poseídos por algo, en
la que todos hemos sentido cuando nos dejamos llevar por la ira, de "no
ser nosotros mismos," donde ya no somos idénticos a nosotros mismos.
Algunos de nosotros pasamos toda nuestra vida viviendo la vida de otra
persona en lugar de la nuestra. Todos hemos tenido momentos en los que
"algo" se nos ha metido dentro, en que nos sentimos de extraño humor,
fuera de sí, de mal humor. Entonces, alguien se nos cruza en el camino que haga
algo o diga un comentario y eso provoca que explotemos. Sin más el estar el
carro atascado con tránsito enerva a la mayoría de la sociedad.
Cuando nos agarran los arquetipos primordiales más profundos, Jung escribe:
"Ellos pueden fácilmente agarrarte y estás poseído como si fueran
leones u osos, digamos - fuerzas primitivas que son, definitivamente, más
fuertes que tú." En cualquier momento, cualquiera de nosotros puede llegar
a ser "poseído" por el inconsciente de tal manera que una energía más
poderosa que nuestro ego consciente nos mueve y anima.
Para citar a Jung:
"...fácilmente nos pasa a cualquiera de nosotros que no actuamos por
nuestra propia voluntad. Entonces no puedo decir que lo hago, sino que se hace
a través de mí, algo se apodera de mí, la mismísima acción puede tomar posesión
de mí.
Cuando hemos caído en nuestro inconsciente y compulsivamente en-actuamos a
cabo un complejo inconsciente, llegamos a ser manipulados por fuerzas más
poderosas que nosotros mismos."
En palabras de Jung, entonces una persona se convierte en:
"marioneta del diablo. Esto puede ocurrir sólo porque creía que había
abolido los demonios por declararlos supersticiones. Pasó por alto el hecho de
que eran, en el fondo, los productos de determinados factores en la psique
humana." Al desestimar los demonios como meras ilusiones sin darnos cuenta
de su realidad psicológica, involuntariamente llegamos a ser poseídos por
ellos.
Los demonios son en última instancia partes escindidas, rechazadas y
repudiadas de la psique que se experimentan como algo ajeno y distinto a lo que
nos imaginamos ser (El encuentro con el Otro en el Interior).
Los demonios, psicológicamente hablando, son muy reales, en cuanto a que
alteran nuestra experiencia de nosotros mismos.
Jung dice:
"Por lo general hay una marcada pérdida del conocimiento de los
complejos, y esto, naturalmente, les garantiza aún más la libertad de acción.
En estos casos, su capacidad de asimilación llega a ser especialmente
pronunciada, ya que la inconsciencia ayuda al complejo de asimilar incluso el
ego, el resultado siendo una alteración momentánea e inconsciente de la
personalidad conocida como identificación con el complejo. En la Edad Media iba
por otro nombre, se llamaba posesión."
Nosotros, como personas "modernas," en la medida en que estamos
actuando a través de nuestro inconsciente, estamos tan "plagados" por
la posesión como la gente en la Edad Media.
Jung Comenta:
"...en todos los casos, la identificación con el [complejo]
inconsciente trae un debilitamiento de la consciencia, y en esto radica el
peligro. No es 'hacer' una identificación, no 'te identificas', sino que tienes
la experiencia de tu identidad con el arquetipo de forma inconsciente y así
estás poseído por él."
Todo con lo que estamos inconscientemente identificados estamos poseídos
por ello y, por lo tanto, compelidos a actuar en nuestra vida sin entender el
por qué.
Aunque hemos descartado la idea de los demonios en el altar de nuestra
racionalidad, en palabras de Jung:
"...el hombre mismo ha asumido su papel sin saberlo y ejecuta la obra
diabólica de la destrucción con herramientas mucho más eficaces de como lo
hacían los espíritus. En los viejos tiempos los hombres eran brutales, ahora
son deshumanizados y poseídos a tal grado que incluso la Edad Media más negra
jamás conoció."
Más que nunca, la humanidad actual, sin duda actúa como si fuera una
especie poseída. Sino miren a su alrededor, Ucrania, la teocracia de Israel en
Medio Oriente. Lo que está sucediendo en Europa y en Estado Unidos con la idiosincrasia de sus
políticos de sus gobiernos.
El teólogo eminente y activista por la Verdad del 11S David
Ray Griffin escribe:
"Parece ser que estamos poseídos por una fuerza demoníaca que nos
conduce, en un trance, hacia la auto-destrucción."
Jung comenta:
"...un 'algo' desconocido se ha apoderado de una parte mayor o menor
de la psique e impone su existencia odiosa y dañina sin inmutarse por todo
nuestro conocimiento, razón y energía, proclamando así el poder del
inconsciente sobre la mente consciente, el poder soberano de la posesión."
Cuando estamos poseídos no somos libres, no somos dueños de nuestra propia casa. Cuando estamos poseídos por el inconsciente, llegamos a estar disociados de nosotros mismos de tal manera que, como escribe Jung, hay,
"un desgarro suelto de parte de la propia naturaleza, es la
desaparición y la emancipación de un complejo, que acto seguido se convierte en
un usurpador tirano de la consciencia, oprimiendo al hombre por completo. Lo
lanza fuera del trayecto y lo lleva hacia las acciones cuya unilateralidad
ciega conduce inevitablemente a la autodestrucción."
Complejos Autónomos
"Los complejos autónomos" son partes de la psique que se han
escindido debido al shock, trauma, o violación de nuestras fronteras, y han
desarrollado una vida aparentemente autónoma y voluntad aparentemente
independiente propia.
Aunque nos identificamos con ellos inconscientemente, los complejos
autónomos están subjetivamente experimentados como algo más que nosotros
mismos. Aparte de su inherente oscuridad y extrañeza, nuestra identificación
inconsciente con los complejos autónomos es la razón esencial por la que es tan
difícil de conseguir un asidero en ellos.
Los complejos autónomos actúan sobre nosotros, se sienten como nuestro ser
más íntimo, finalmente necesitan ser adueñados, pero, paradójicamente, no nos
pertenecen. La aparente autonomía de los arquetipos y complejos es la que da
origen a la idea de los seres sobrenaturales.
Dotado de una energía numinosa, los complejos autónomos son lo que nuestros
antepasados solían llamar "demonios."
Los complejos autónomos son un nombre psicológico para los demonios en el
proceso arquetípico de la adicción que nos animan a actuar compulsivamente con
nuestra conducta adictiva.
Un demonio o complejo autónomo, en palabras de Jung:
"se comporta como un cuerpo extraño animado en la esfera de la
consciencia. El complejo por lo general se puede suprimir, con un esfuerzo de
voluntad, pero no argumentado fuera de la existencia, y a la primera
oportunidad apropiada reaparece en toda su fuerza original."
Debido a su falta de asociación con el yo consciente, los complejos
autónomos típicamente no están abiertos a ser influenciados, educados, ni corregidos
por la "realidad".
Un intruso desde el inconsciente y un perturbador de la paz, un complejo
autónomo, Jung señala,
"se comporta exactamente como un duende que siempre elude nuestro
alcance."
Si los dejamos y no reflexionamos sobre ellos, estos demonios o complejos
autónomos causan estragos para todo el mundo dentro de su esfera de influencia.
Jung escribe:
"...cualquier complejo autónomo no sujeto a la voluntad consciente
ejerce un efecto posesivo en la consciencia, proporcional a su fuerza y limita
la libertad de este último."
Mientras se hace cargo y toma el mando de una persona, un complejo
incorpora un régimen aparentemente autónomo en el mayor cuerpo político de la
psique.
Al escribir sobre los complejos autónomos, Jung dice:
"...el complejo forma algo así como un gobierno en la sombra del
yo," en cuanto a que el complejo dicta al yo.
Cuando somos tomados por y estamos en conflicto interno con, y debido a un
complejo autónomo, es como si nosotros, los gobernantes naturales de nuestro
propio paisaje psíquico, hayamos sido depuestos, y estuviéramos viviendo en un
país ocupado.
Se nos permite nuestra libertad aparente, siempre y cuando no amenace la
soberanía y el dominio de la potencia dominante.
Jung comenta:
"...un hombre no se da cuenta que cuando se rige por un demonio, pone
toda su habilidad y astucia al servicio de su amo inconsciente, aumentando así
su poder mil veces."
Siendo esto una situación psicológica no-local interna, puede
manifestarse tanto en nuestra psique como en el mundo exterior al mismo tiempo.
Los demonios o complejos autónomos tienen un efecto posesivo y obsesivo
sobre la consciencia. Curiosamente, la palabra "obsesión"
originalmente significaba estar bajo la influencia de una maléfica
"posesión."
La obsesión se refiere a ciertas ideas que han tomado posesión de la
persona.
Podemos llegar a ser poseídos por ideas inquebrantables de cómo deberían
ser las cosas o como quien pensamos que somos, oprimiendo y tiranizando ambos a
nosotros mismos y a los demás que tienen un punto de vista diferente en el
proceso.
Jung escribe:
"La idea es como un ser autónomo que quiere un cuerpo tanto que
incluso se encarna en el cuerpo, uno comienza a jugar, para llevar a cabo la
idea, y luego la gente dice que uno está completamente loco. La idea ha tomado
posesión de uno hasta volverse como si estuviera fuera de sus cabales."
Millones de nuestra especie han matado y han sido asesinados por una idea
fija.
Requisando y colonizando nuestra psique, una escisión, un complejo autónomo
es, en potencia, como “un virus vampiro”, en cuanto a que es
fundamentalmente materia "muerta," es sólo un ser viviente que
adquiere una cuasi-vida.
Al igual que un vampiro se re-vitaliza chupando nuestra fuerza vital,
cuando nos identificamos inconscientemente con un complejo autónomo activado,
literalmente estamos animando y avivando a los muertos vivientes. Cómplices de
nuestra propia victimización, entonces cedemos involuntariamente nuestra
libertad, poder, y fuerza vital en el proceso.
Al igual que las células cancerosas que asolan al cuerpo, los complejos
autónomos desasociados son como "mentes disidentes" que pueden llegar
a ser excesivamente hinchadas con energía psíquica, y luego se propagan en
metástasis dentro de la psique, consumiendo, devorando y canibalizando los
aspectos sanos de la psique.
Extrayendo y atrayendo todas las partes sanas de la psique hacia sí mismo,
un complejo autónomo puede potencialmente deformar y destruir la psique de la
persona (o de la nación) así afligida, infectando de manera no local y
propagando por contagio psíquico su malestar con el campo circundante en el
proceso.
Un complejo autónomo no puede soportar ser visto, sin embargo, muy de la
misma manera que un vampiro detesta la luz. Un demonio o complejo autónomo
cambiará de forma y hará todo en su poder para resistirse a ser iluminado,
porque una vez visto, su autonomía y omnipotencia
desaparecen.
Anclado, conectado y relacionado con la consciencia, el demonio o complejo
autónomo ya no puede vaporizarse de vuelta al inconsciente, es decir, que ya no
es capaz de poseernos por detrás y por debajo de nuestra consciencia a fin de
obligarnos a actuar inconscientemente exteriorizando y haciendo su voluntad
(Arrojando Luz Sobre el Mal").
Encontrando el Nombre
Cuando "vemos" un demonio, cuando sabemos su nombre, esto nos
ayuda a conseguir "hacernos con" y controlar la situación. El
nombrarlo es un ejercicio de exorcismo, ya que disipa el poder del demonio
sobre nosotros.
Jung dice:
"El acto de nombramiento es, como el bautismo, muy importante en
cuanto a la creación de personalidad, porque un poder mágico se ha atribuido al
nombre desde tiempos inmemoriales. El saber el nombre secreto de una persona [o
de un demonio] es tener el poder sobre él."
En otra parte, Jung escribe:
"Para la humanidad siempre fue como una liberación de una pesadilla
cuando se encontraba un nombre nuevo."
Encontrar el nombre es un acto de poder.
Jung comenta:
"En el momento en que designes por su símbolo al arquetipo vivido, te
sientes aliviado, es un momento bueno y positivo, aun siendo horrible...Por lo
tanto, la antigua medicina egipcia consistía en dar a las cosas el nombre
correcto...
Un nuevo nombre siempre produce un efecto extraordinario, no podemos
racionalizar estas cosas, lanzan un hechizo, son símbolos, y realmente influyen
en el inconsciente como al igual que el inconsciente influye en nosotros."
Es muy importante para nosotros el volver a introducir la palabra
"demonio" y "posesión" de vuelta a nuestro vocabulario, sin
el temor de que seremos vistos como primitivos, locos o incluso poseídos
nosotros mismos si usamos esas palabras.
Necesitamos ampliar nuestra fluidez psico-espiritual que nos permita
navegar por las aguas vivas de nuestro paisaje interior y exterior.
El estar "endemoniado" - tomados por fuerzas psíquicas
inconscientes - es algo que nos pasa a todos nosotros, y es nuestra gran
ventaja la de ser capaz de nombrar correctamente nuestra experiencia. Encontrar
el nombre nos empodera a comprometernos creativamente con estas partes de
nosotros mismos que emergen desde las sombras "en el nombre de la
curación."
¿Cómo hacemos una palabra? La "deletreamos"
(spell=deletrear/conjuro/hechizo).
En la búsqueda de las palabras de nuestra experiencia, estamos echando un
"conjuro positivo," cuya órbita no local e influencia son
liberadoras. Somos entonces capaces de la conjugación consciente y de dar voz a
nuestra experiencia, que es dar un paso hacia y acceder al espíritu creativo.
En el aprendizaje de formas nuevas y creativas para expresarnos, estamos
disipando la maldición-(mal-dicción) bajo la que estábamos, de no ser capaces
de simbolizar nuestra experiencia. Al aprender a deletrear/lanzar hechizos
(spell=deletrear/hechizo) conscientemente, el mundo ya no está escrito en
piedra, con nosotros como sus víctimas pasivas, cuando nos damos cuenta y
aprovechamos el poder creativo y transformador de la Palabra, el Logos.
Como dice la Biblia:
"Y primero fue la palabra. Y el Verbo era con Dios. Y el Verbo era
Dios."
La creación de un nuevo lenguaje con el fin de re-crearnos a nosotros
mismos nuevamente, nos adentra en las figuras arquetípicas del "Sanador
Herido".
En la animación de estas figuras arquetípicas, activamos y participamos
creativamente en nuestro propio proceso evolutivo, ampliando y perfeccionando
las formas en las que tel-empáticamente comulgamos y telepáticamente nos
comunicamos entre nosotros, así como con nosotros mismos.
Además, parte del restablecimiento de la palabra "demonio" y
"posesión," como lleno de significado, es el de complementar estas
palabras con la idea de que si tenemos una reacción y llegamos a ser
"accionados" por estas palabras, la figura dentro de nosotros que se
acciona o dispara podría ser el mismo demonio que nos está poseyendo
("Accionado por el Mal").
He acuñado el nombre de "Demonio no-local" ("DNL" para
abreviar) para "capturar" este elusivo, mercurial demonio no
local que “ronda” nuestro mundo.
Al igual que la acuñación de una moneda, cuando acuñamos una frase y
encontramos el nombre, creamos moneda corriente en el reino de la mente con la
que ejercer el comercio entre sí, así como con nosotros mismos.
Esto es para generar consciencia, que es algo de valor genuino.
Una vez que vemos cómo el DNL opera clandestinamente en todo el campo
subyacente de consciencia mediante la ocultación y ofuscación en y a través de
nuestro inconsciente, enganchándose e insinuándose en nuestros puntos ciegos,
hemos simultáneamente retirado su poder a la vez que nos hemos empoderado a
nosotros mismos, creando una riqueza de nuevas formas que nos permite responder
de manera creativa que previamente no estaban disponibles.
Siendo no-local, una de las formas en que el DNL se encarna es a través de
nuestras re-acciones inconscientes internas, para encontrarse con la multitud
de formas-alteradas y disfraces del DNL en el mundo exterior.
La forma de tratar más eficazmente con un demonio es volver nuestra
atención con valentía hacia lo que se desencadena dentro de nosotros.
El texto gnóstico, El Evangelio de Felipe dice:
"siempre y cuando se oculta la raíz de la maldad, permanece fuerte.
Pero cuando se reconoce, se disuelve. Cuando se revela, perece...
En cuanto a nosotros, excavemos tras la raíz del mal que está dentro de
cada uno de nosotros y que produce sus frutos en nuestros corazones. Nos
domina. Somos sus esclavos. Nos lleva en cautividad, para obligarnos a hacer lo
que no queremos, y lo que queremos, no lo hacemos.
Es poderosa porque no la hemos reconocido."
(II, 3, 83,5-30)
El origen de los demonios se encuentra dentro de nosotros mismos.
En comparación a existir "en virtud" de algo, los demonios sólo
pueden vivir por la "falta de virtud" de nuestras propias mentes
oscurecidas y sin examinar.
La cita Gnóstica anterior trae a la mente el famoso pasaje de Pablo en el
Nuevo Testamento:
"Lo que me gustaría hacer, no lo hago, y lo que no haría, lo
hago",
(Romanos 7:15 Versión Rey Jaime)
...que es una expresión clara y sencilla de nuestra propensión humana para
la posesión, si alguna vez la hubo.
Un complejo autónomo no-iluminado y no reconocido nos obliga a actuar
diabólicamente en contra de nuestras mejores intenciones, como cualquiera de
nosotros que hayamos luchado contra toda forma de comportamiento adictivo sabe
por experiencia propia.
El estar poseído por demonios es un problema tan antiguo como la humanidad.
Todos tenemos potenciales chamanes y curanderos, porque al metabolizar
la oscuridad y asimilar nuestros propios demonios, les añadimos luz y
"aligeramos" de manera no-local, la sombra colectiva para todo el
mundo ("Todos somos chamanes-en-Formación.")
Si los demonios no están integrados, tampoco lo está el alma humana, es
decir, que la adopción e integración de nuestros demonios es fundamental para
la evolución del alma.
Jung sopesa:
"¿Cómo se puede integrar el mal? Sólo hay una posibilidad: El
asimilarlo, es decir, elevarlo al nivel de la consciencia."
Elevar los demonios al nivel de la consciencia les resta su existencia
autónoma, ya que vuelven a juntarse a la unidad profunda de la psique.
Jung comenta:
"Entonces el opus magnum [el 'gran trabajo' de la alquimia] está
terminado, el alma humana está completamente integrada."
LO DEMONÍACO
Para citar al señalado psicólogo Rollo May, lo demoníaco es,
"cualquier función natural que tenga el poder para hacerse cargo de
toda la persona [o nación entera]... lo demoníaco puede ser tanto creativo o
destructivo [es decir, demoníaca]... la violencia es lo demoníaco vuelto
torcido... en épocas [como la nuestra] tienden a haber momentos en donde lo
demoníaco se expresa en su forma más destructiva."
Lo demoníaco no es una entidad metafísica objetiva existente en el sentido cristiano,
sino que es una función arquetípica de la experiencia humana, una realidad
psíquica, así como una realidad existencial en la que todos participamos.
Lo demoníaco es una energía arquetípica que puede apoderarse de una
persona, un grupo o una nación.
Jung escribe:
"Sabemos que un arquetipo puede irrumpir con fuerza demoledora en una
vida humana individual y en la vida de una nación."
Los arquetipos son entidades dinámicas vivas, instintos psicológicos o
campos de información de influencia que proporcionan la plantilla subyacente de
los patrones humanos de comportamiento, percepción y experiencia.
Lo demoníaco se anuncia mediante el reclutamiento de las personas a su
servicio, alistando los seres humanos como instrumentos de su revelación
a-cuerpo-entero de sí mismo.
Jung comenta:
"Uno aún no se da cuenta, cuando un arquetipo es constelado
inconscientemente y no entiende conscientemente que uno es poseído por el mismo
y obligado a cumplir su fatal objetivo."
Lo demoníaco se expresa a través de nuestro reclutamiento a su causa y
obligandonos a actuar externalizandolo inconscientemente a fin de darse forma
viva a sí mismo en la tercera dimensión.
La palabra demoníaca está relacionada con "el diablo," que a su
vez se relaciona con la palabra diabólica, cuyo significado interior es
dividir, separar, y des-integrar. Al ser divisivo, lo diabólico nos escinde en
varios trozos fragmentados y compartimentados.
Jung comenta:
"La posesión por el inconsciente significa hacer trizas en muchas
personas y cosas, una disyunción. Por eso, según Orígenes [un teólogo cristiano
temprano], el objetivo del cristiano es el de llegar a ser un ser humano
interiormente unido."
Convertirse en un verdadero seguidor de Cristo, que es el
símbolo del Ser totalmente integrado, es transformar la naturaleza diabólica de
la disyunción en una sagrada conjunción, donde se conectan todas las partes de
la psique y los opuestos se unen.
Esta es la razón por lo que la mayor protección contra los demonios es
estar en contacto con nuestra integridad intrínseca, que ha de ser "dueña
de sí misma" - en posesión de la parte de nosotros que no es 'poseíble,'-
que es el Ser, la totalidad de nuestro ser.
El antónimo de la palabra diabólico es simbólico, que, además de ser el
lenguaje de los sueños, significa reunir, unir e integrar.
Lo demoníaco es un fenómeno quántico, que contiene tanto lo
simbólico y lo diabólico codificado dentro de sí en un estado de superposición,
es decir, que oculto dentro de lo demoníaco está la semilla creativa de su
propia transformación.
Ambas fuerzas constructivas y destructivas están plenamente presentes en lo
demoníaco simultáneamente, y cualquiera de las energías puede, potencialmente
manifestarse, dependiendo de cómo una consciencia observadora interactúa con
ello.
Para citar a Jung:
"...el demonio de la voz interior es a la vez nuestro mayor peligro y
una ayuda indispensable."
Escondido en lo demoníaco está nuestra voz interior, nuestro espíritu guía,
nuestro ángel y nuestro genio. Jung se refiere a lo demoníaco como "la
creativa desapercibida", es decir, es la creatividad todavía no
"hecha realidad" o lograda por el yo.
El desarrollo de un yo sano y fuerte es de vital importancia para entrar en
relación a y expresar creativamente las energías demoníacas dentro de nosotros.
Una de las cosas más destructivas de la psique humana es la creatividad no
realizada.
Si lo demoníaco no es honrado y tratado religiosamente (es decir,
cuidadosamente considerado con reverencia y un sentido de lo sagrado), se
constela negativamente y se convierte verdaderamente en "demoníaco,"
en el sentido destructivo de la palabra.
Jung comenta:
"En términos generales lo demoníaco es ese momento en que un contenido
inconsciente del poder aparentemente abrumador aparece en el umbral de la
consciencia. Pudiendo cruzar el umbral apoderándose de la personalidad.
Entonces es posesión."
Antes de que un arquetipo pueda ser conscientemente integrado, siempre se
manifestará físicamente, ya que, en palabras de Jung,
"...fuerza al sujeto en su propia forma."
En su forma negativa, que es una verdadera forma virulenta de la locura, a
nosotros, debido a nuestra inconsciencia, se nos convierte en un conducto
viviente de la encarnación de una energía malévola, depredadora y rapaz
inhumana, que sólo se preocupa por la alimentación de su propio narcisismo
insaciable, en última instancia, victimizando, consumiendo y canibalizando
tanto a nosotros mismos como a otros en el proceso.
Al describir este momento de ser poseído, Jung elabora:
"La bestia de presa se apodera de él y pronto le hace olvidar que es
un ser humano.
Su animal le afecta obstaculizando cualquier reflexión que pueda
interponerse en el camino de sus cumplimientos de deseos infantiles, llenándolo
en su lugar con una sensación de un nuevo derecho ganado a la existencia y le
intoxica con el ansia del botín y de la sangre."
Esta energía en-toxicante, que es el yo narcisista campando a sus anchas
mientras se auto-encanta, es el combustible que anima cualquier forma de
adicción.
"La intoxicación," para citar a Jung, es "esa forma más
directa y peligrosa de la posesión,"
...que salvo que se reflexione sobre ella, y así es iluminada y transformada
por la luz de la consciencia, conduce inevitablemente a la autodestrucción.
Jung nos recuerda que:
"La locura es la posesión por un contenido inconsciente que, como tal,
no se asimila a la consciencia, ni puede ser asimilado ya que la existencia misma
de tales condiciones es negada."
Entonces caemos en la regresión infinita y perpetúa retroalimentación de
negar que estamos en la negación, una cepa de creación propia de la locura a la
que le he dado el nombre de "egofrenia maligna" o "enfermedad
del yo", para abreviar.
Esta es una forma de auto-engaño, disociación y ceguera psíquica en la que
estamos mintiendo en última instancia, y ocultando de nosotros mismos. Llegado
a cierto punto este proceso se atrinchera dentro de la psique de tal manera que
desarrolla impulso suficiente para convertirse aparentemente en su propia
auto-generada entidad autónoma.
Entonces nos hemos convertido en un "problema" para nosotros
mismos, creando nuestro propio monstruo de Frankenstein en el
proceso, que es nosotros.
Podemos entonces decir que somos la encarnación de la enfermedad del yo en
persona de carne y hueso, su revelación en forma humana. Similar a ser poseído
por un demonio, estar apoderado por la enfermedad del yo es al mismo tiempo su
propia auto-revelación y, codificada dentro de la aparente patología, está su
propia medicina.
Una de las principales formas en que los demonios se empoderan en nosotros
es cuando somos inconscientes de nuestra sombra.
Jung dice:
"Cualquiera que no sea consciente de su sombra, sea demasiado
maravilloso, demasiado bueno, tiene una idea equivocada de sí mismo, y en tal
medida esa persona está poseída."
En la medida en que no somos conscientes de nuestra sombra es la medida en
que no somos conscientes de nuestro potencial para promulgar involuntariamente
nuestro inconsciente de una manera que podría ser hiriente.
Jung escribe:
"Si no vemos el lado negativo de lo que hacemos, de lo que somos,
estamos poseídos... Sólo a través de la comprensión de los
aspectos inconscientes, por regla general, podemos liberarnos de la
posesión."
Comprender los "aspectos inconscientes" es arrojar luz sobre las
partes dormidas más oscuras de nosotros mismos - "el lado negativo de lo
que hacemos" - que es esencialmente el acto de toma de consciencia.
Los demonios están actuando a cabo por sí mismos a través de nuestros
puntos-ciegos psíquicos.
Jung comenta:
"...el demonio que está siempre contigo es la sombra tras de ti, y
está siempre en donde tus ojos no lo están."
Los lugares en los que somos poseídos por nuestro inconsciente son los
lugares en nosotros mismos en donde no somos capaces de ver, donde
"nuestros ojos no están," donde no somos capaces de la especulación
auto-reflexiva.
Simbólicamente, esto es como un vampiro que no proyecta reflejo en el
espejo.
Jung escribe:
"Ya que nadie es capaz de reconocer exactamente dónde y cuánto de él
mismo está poseído e inconsciente, simplemente proyecta su propia condición a
su vecino, y por lo tanto se convierte en un deber sagrado el tener las mayores
armas de fuego y el gas más tóxico."
Curiosamente, Jung se refiere simplemente a la "proyección de la
sombra," un proceso en el que proyectamos nuestros propios aspectos
no-abrazados (nuestra "propia condición") sobre el prójimo, como
"la mentira."
Uno de los significados de la palabra "diablo" es "el
mentiroso." La proyección de
nuestra sombra sobre los demás es una actividad que es en sí misma una
expresión del diablo que se esconde dentro de nosotros, al acecho detrás de la
proyección.
Hablando sobre lo fácil que es para los "demonios" encontrar una
nueva víctima, Jung comenta:
"...eso no será difícil. Todo hombre que pierde su sombra, toda nación
que cae en la justicia propia, es su presa."
Jung comenta sobre el estado de estar poseído por arquetipos tales como el
demoníaco cuando escribe:
"Porque un arquetipo tiene vida propia, la vida que le es propia y
peculiar al arquetipo muestra su autonomía por el hecho de que puede devorar la
propia vida de uno. Es tan fuerte que uno puede ser engullido por él y no ser
nada más que ese arquetipo. Por supuesto, uno no lo sabe."
El arquetipo invisible sin forma se ha in-formado a sí mismo y se ha hecho
visible a través de la persona, grupo o nación de la que se apodera.
Se puede decir que es la viva encarnación del arquetipo, ya que son la
revelación hinchada completa en toda regla, en la forma. Una cualidad esencial
de ser poseído por el inconsciente es la de no saber que estamos
poseídos porque si lo supiéramos, no estaríamos poseídos.
Para citar a Jung:
"Cuando eres sólo uno con una cosa eres completamente idéntico - no se
puede comprender, no se puede discriminar, no se puede reconocer."
Cuando somos idénticos con algo, no somos capaces de diferenciarnos de él,
es decir, no tenemos la libertad de elección con respecto a aquello con lo que
nos identificamos inconscientemente. Cuando nos identificamos con y
representamos el inconsciente, somos verdaderamente inconscientes.
Jung conjetura:
"supongamos que yo soy idéntico a un arquetipo, yo no lo sé y el
arquetipo por supuesto que no me lo va a decir, porque yo ya estoy poseído e
inundado por el arquetipo... Así como no presto atención al martillo que uso,
lo uso y después lo tiro a la basura.
No es un martillo personal. Esa es la forma en que el arquetipo utiliza el
hombre, simplemente como un instrumento, como una herramienta de un tipo muy
transitorio."
A pesar de que un arquetipo se expresa a través de los individuos, un
arquetipo es impersonal.
Los arquetipos que nos alistan para sus fines, tomando posesión de nosotros
como un objeto de propiedad, y nos abandonan cuando ya no les somos útiles.
Jung continúa:
"Pero el hombre está, por supuesto, en una situación horrible. Él está
poseído, y no puede defenderse a sí mismo, porque él ni siquiera sabe que está
poseído, y esa es una maravillosa oportunidad para el inconsciente."
El no saber que estamos poseídos por el inconsciente, es como si los padres
no estuvieran en casa, creando una oportunidad para que los niños (el
inconsciente) actúe sin restricciones.
Jung dice:
"Las fuerzas que estallan fuera de la psique colectiva tienen un
efecto confuso y cegador."
El surgimiento de fuerzas inconscientes del inconsciente colectivo
normalmente evoca confusión y ceguera, es decir, pérdida del conocimiento.
Jung continúa,
"...en la misma medida que la influencia del inconsciente colectivo
aumenta, la mente consciente pierde su poder de liderazgo. Imperceptiblemente
se convierte en el dirigido, mientras que un proceso inconsciente e impersonal
va tomando el control.
Así, sin notarlo, la personalidad consciente es zarandeada como una figura
en un tablero de ajedrez por un jugador invisible. Este es el jugador que
decide el juego del destino, no la mente consciente y sus planes."
Es como si un invisible golpe de estado hubiera tenido lugar dentro de la
psique.
Cayendo en el autoengaño, la mente consciente está bajo la ilusión de que
ella está decidiendo, de que está en control, mientras que en realidad está
siendo dirigida y manipulada como un títere.
Citando a W.H. Auden:
"Somos vividos por Potencias que simulamos entender."
Jung dice:
"El diablo es la sombra imitando a Dios."
Cuando estamos poseídos por el inconsciente, una energía arquetípica más
potente, se desplaza de forma y toma nuestra forma aparente, que absorbemos en,
identificamos con y consideramos que es quienes somos.
Engañados y embaucados por el hábil "arte de vender" de este
impostor de nosotros mismos, "compramos" su versión de quienes somos.
Vivimos entonces una simulación de nosotros mismos, imitándonos a nosotros
mismos, convirtiéndonos en una copia maestra, un duplicado de nuestro ser
original.
En la medida en que inconscientemente estamos poseídos por el demonio, es
como si un parásito psíquico se hubiera hecho cargo de nuestro cerebro y nos
haya bureado, su anfitrión, a pensar que estamos alimentando y fortaleciéndonos
nosotros mismos, mientras que en realidad estamos nutriendo al parásito.
Es como si nuestra alma hubiera sido secuestrada por una fuerza arquetípica
más profunda, y haya sido sustituido por una pálida imitación de nosotros
mismos, y, en la medida en que hemos sido apoderados, ni siquiera nos damos
cuenta.
Los arquetipos, señala Jung,
"tienen la más desagradable de las cualidades de aparecer con nuestro
propio aspecto."
El espíritu del inconsciente nos suplanta, engañándonos incluso a nosotros
mismos, mientras se encubre con nuestra forma.
Este espíritu mercurial "se ha vestido de nosotros" como un
disfraz, apareciendo como nosotros mismos, o por lo menos como quienes nos
imaginamos ser.
Confiscando la Humanidad
Describiendo la experiencia de ser dirigidos y asumidos por el inconsciente,
Jung continúa:
"cada vez que un poderoso contenido emerge del inconsciente, que aún
no podemos llegar a entender con nuestra conciencia, existe el peligro de que
toda la consciencia del yo sea derribada hacia la inconsciencia y disuelta...
La Consciencia es completamente vaciada, porque sus contenidos se sienten
atraídos por el inconsciente como por un imán. Este proceso conduce a una
pérdida completa del yo, de forma que la persona en cuestión se convierte en un
mero autómata.
Tal persona en realidad ya no se encuentra ahí. "
¿A cuántas personas conocemos, incluyendo a veces a nosotros mismos que,
como zombis, compulsivamente y mecánicamente promulgan sus patrones habituales
sin la espontaneidad y la creatividad, como un robot programado?
Jung dice:
"Sólo se puede modificar la actitud propia y así salvarse de caer
ingenuamente en un arquetipo y a ser obligados a tomar parte en comportamientos
en detrimento de la propia humanidad.
La posesión por un arquetipo convierte al hombre en una figura plana colectiva,
una máscara tras la cual ya no podrá desarrollarse como un ser humano, sino
llegando a estar cada vez más atrofiado."
Cuando estamos poseídos por un arquetipo, es como si estuviéramos
congelados en el tiempo, similar a lo que ocurre en un trauma, en el que nos
obsesionamos en un punto de vista rigidizado que se refuerza a sí mismo.
Nos identificamos inconscientemente con la "persona", la
personalidad de fachada que hemos creado para la protección y la presentamos al
mundo, no tenemos profundidad real, y dejamos de crecer y evolucionar.
El "alterar" o modificar nuestra actitud sería el salir de
nuestra "alter-personalidad," que es dejar de adorar el
"altar" del falso yo de forma compulsiva y ritualista, y pasar a
nuestro auténtico yo.
Jung elabora sobre el proceso de caer bajo el hechizo de un arquetipo activado
cuando escribe:
"...un arquetipo se moviliza dentro de él afectándole como un
narcótico. Eso es típico, cuando te metes en una situación en la que se
convierte en un arquetipo constelado, padecerás este peculiar efecto hipnótico,
quedándote repentinamente dormido. Tiene una fascinación peculiar que te hace
inconsciente."
La imagen de Dorothy y sus amigos durmiéndose en el campo de amapolas
cuando se acercan a la Ciudad Esmeralda en la película "El Mago de Oz"
expresa simbólicamente esta situación arquetípica de caer bajo un hechizo
cuando nos acercamos a lo sagrado.
Jung señala que,
"Las potencialidades del arquetipo, para el bien y el mal por igual,
trascienden nuestras capacidades humanas muchas veces, y un hombre puede
apropiar su poder sólo mediante la identificación con el demonio, dejándose
poseer por él, renunciando así a su propia humanidad."
Al identificarse inconscientemente con y ser poseído por el demonio, a
nivel personal y humano renunciamos a nuestra humanidad y nos convertimos en
una cáscara vacía.
Al mismo tiempo, sin embargo, accedemos, y nos convertimos en canales de, e
inflados por, una energía más potente, una energía arquetípica y no humana que
nos atraviesa. Cuando estamos poseídos por un arquetipo, somos una
yuxtaposición paradójica de cualidades subhumanas y sobrehumanas a la vez.
Jung continúa:
"...cualquiera poseído por un arquetipo no puede dejar de tener todos
los síntomas de una inflación.
Porque el arquetipo es nada humano, ningún arquetipo es propiamente humano.
El arquetipo en sí es una exageración y alcanza más allá de los confines de la
humanidad...
Así que cualquiera poseído por un arquetipo desarrolla cualidades
inhumanas."
Cuando llegamos a ser apoderados por un arquetipo nos inflamos,
inconscientemente identificándonos con poderes divinos, olvidando al mismo
tiempo nuestra humanidad.
Jung aclara:
"...vemos el efecto característico del arquetipo: se incauta de la
psique con una especie de fuerza primigenia y la obliga a transgredir los
límites de la humanidad. Causando la exageración, una actitud engreída
(inflación), la pérdida de la libre voluntad, lo ilusorio y el entusiasmo en el
bien y el mal por igual."
Interesantemente, uno de los significados de la palabra "maldad",
etimológicamente hablando, es transgredir fronteras.
Continuando con su descripción sobre el estado de estar poseído por un
arquetipo, Jung dice:
"...cuando una persona tiene un contenido inconsciente - por ejemplo,
un determinado arquetipo se constela - entonces su consciencia, sin darse
cuenta de lo que es, se llenará con la emanación o la radiación de ese
arquetipo activado. Y entonces se comporta de forma inconsciente, como si él
fuera ese arquetipo, pero expresa la identidad en términos de su personalidad
del yo...
Porque él inconscientemente juega un papel y trata de representar algo que
él ha tomado como de ser su propio ser."
Comportándose como si él, como yo, fuese ese arquetipo, juega a un papel
arquetípico mítico y se identifica inconscientemente con él ("al que ha
tomado como de ser su propio yo"), engañándose a sí mismo, y
potencialmente a otros, en el proceso.
Jung continúa:
"Ves, el arquetipo inconsciente activado es como un sol naciente, una
fuente de energía o calor que calienta la personalidad del yo desde el
interior, y luego la personalidad del yo comienza a irradiar como si fuera Dios
sabe qué."
El arquetipo sin forma adquiere y se expresa a través de la forma limitada
y particular de la personalidad del yo. El arquetipo activado transfigura el yo
desde el interior a fin de adaptarse a sus propósitos.
Jung continúa:
"Es un hecho psicológico el que un arquetipo pueda apoderarse del yo e
incluso obligar a actuar como él - el arquetipo - haciendo la voluntad del
arquetipo. Un hombre puede adquirir dimensiones arquetípicas y ejercer los
efectos correspondientes."
Influyendo el campo
Fusionada e inflada por el hipnóticamente fascinante campo de fuerza del
arquetipo, la gente así poseída se convierte en portavoces y amplificadores del
arquetipo para transmitir y extenderse de forma no local, encarnándose por todo
el campo de la consciencia.
Jung escribe:
"las personas que constelan un arquetipo tienen tal efecto
hipnótico."
Las personas que son cautivadas por un arquetipo tienen un efecto
cautivador sobre los demás, cuando estamos bajo la fascinación de un arquetipo,
involuntariamente tenemos una influencia fascinadora sobre los demás.
Jung señala que,
"la identificación con una figura arquetípica presta fuerza casi
sobrehumana al hombre común y corriente."
Las personas poseídas por su inconsciente tienen un efecto magnético,
carismático y "posesivo" sobre el inconsciente de los demás.
La parte de ellos que está hechizada evoca la parte sugestionable y
endemoniada correspondiente de la psique de los demás y la engancha,
embelesándola y arrastrándola en su giro arquetípico.
En otras palabras, cuando alguien está poseído por un arquetipo, son,
literalmente el canal a través del cual ese arquetipo, tanto a nivel local y no
local, se está materializando en el campo que, es decir, que ejercen gran
influencia energética en su entorno.
Jung dice:
"Pero el poder del arquetipo no es controlado por nosotros; nosotros
mismos estamos a su merced a un grado insospechado... porque todo el mundo está
'poseído' en cierto grado por su preformación específicamente humana, está
firmemente aferrado y fascinado por ello y ejerce la misma influencia sobre los
demás sin ser consciente de lo que está haciendo.
El peligro es precisamente esta identificación inconsciente con el
arquetipo."
Hasta el punto en que nos identificamos con y por lo tanto poseídos por el
arquetipo, es la medida en la que no somos conscientes de la correspondiente
influencia que tenemos en el inconsciente de los demás.
Esta es una situación peligrosa porque estamos actuando inconscientemente,
de tal manera que esto garantiza que vayamos a abusar de nuestras cuestiones de
poder no resueltas en la medida en que permanezcamos inconscientes.
Jung va directo al grano cuando escribe:
"Cuando alguien es capaz de realizar el arte de tocar en el arquetipo,
puede aprovecharse de las almas de las personas como el que toca las cuerdas de
un piano."
La conexión con el arquetipo es como arrancar un acorde de mayores
dimensiones de nuestro ser, que activa inmediatamente una resonancia en el
inconsciente colectivo del que lo oye.
Al igual que el péndulo con el swing más fuerte arrastra a todos los otros
péndulos en su apogeo, la persona que está canalizando el poder viviente de la
fuerza arquetípica más profunda puede potencialmente en-colar y en-tranzar a
otros.
Este poder puede ser usado para el bien mayor - en ayudar a las personas a
despertar - o puede ser usado para el mal más profundo con el fin de manipular,
des-empoderar y esclavizar a otras personas.
Siendo arquetípica, esta energía fundamentalmente no es ni buena ni mala,
pero potencialmente puede manifestarse en cualquier dirección dependiendo de
nuestra intención.
Hablando del poder hipnótico del arquetipo, Jung escribe:
"Te agarra por debajo de la cintura y no en tu mente, tu
cerebro simplemente no cuenta para nada, tu sistema nervioso simpático es
agarrado. Es un poder que fascina a la gente desde dentro, es el inconsciente
colectivo el que se activa, es un arquetipo común a todos ellos, que se ha
avivado."
Cuando se constela un arquetipo, la lógica racional y los hechos no tienen
ningún efecto.
La profunda emoción que es característica de un arquetipo activado
garantiza que, en palabras de Jung:
"...la posibilidad de que la razón tenga algún efecto cesa y su lugar
es ocupado por los lemas y las quiméricas de deseos y fantasías. Es decir,
resulta en una especie de posesión colectiva que se desarrolla rápidamente en
una epidemia psíquica."
El identificarse inconscientemente con un arquetipo es extremadamente
peligroso, en cuanto a que está en la raíz de las psicosis, tanto individuales
como colectivas.
Nuestra tendencia a caer sin saberlo en las garras de un arquetipo, anima
lo que está siendo escenificado en el teatro del mundo, es decir, que el origen
de los acontecimientos mundiales es el inconsciente de la humanidad ("Todo
está en la psique").
Jung escribe:
"Nadie puede caer en la cuenta de un arquetipo sin primeramente
haberse identificado con él."
Hablando de nuestra tendencia inicial para la identificarnos y llegar a
estar enganchados por arquetipos activados, Jung continúa,
"...no puedes ser consciente de ellos sin haber sido exhaustivamente
capturado por ellos."
Nadie puede entender su demonio sin primeramente haberse identificado
inconscientemente con él, es decir, alcanzado por él, y por lo tanto, poseído
por él.
En el proceso de integración, tenemos que aprender a experimentar nuestro
demonio arquetípico tanto desde el exterior como desde el interior.
Experimentar el arquetipo desde el exterior significa experimentarlo de
forma objetiva, como algo aparte de nosotros, que significa separarnos de él,
porque un arquetipo, en palabras de Jung,
"...puede ser verdaderamente entendido sólo si se experimenta como una
entidad autónoma."
En última instancia, tenemos que ver ambos el arquetipo como objeto fuera
de nosotros mismos, así como experimentar lo que se siente con relación a
nosotros, lo cual es una experiencia dentro de nosotros mismos.
Tal vez haya una razón oculta en el plan más profundo de las cosas por la
que, nosotros como especie, tenemos una tendencia a ser apoderados por nuestro
inconsciente.
Jung señala que,
"...los complejos autónomos están entre los fenómenos normales de la
vida y conforman la estructura de la psique inconsciente."
Tener complejos autónomos, o tener un demonio o dos de repuesto en el
armario, es un fenómeno humano "normal," algo que todos poseemos, al
mismo tiempo que nos posee.
Identificándose con nuestro inconsciente de tal manera que actuamos
escenificando, es decir, estar poseídos, parece ser una expresión natural de la
experiencia humana.
¿Podría haber un potencial evolutivo oculto, una teleología subyacente, un
misterioso propósito u objetivo, que nos está poseyendo para que actuemos como
lo estamos haciendo?
Tal vez estemos siendo ideados para ser los mismos instrumentos y parteras
a través del cual los arquetipos se transforman, transforman al mundo y a
nosotros mismos también. Ser poseído por el inconsciente es, paradójicamente,
la forma en que aprendemos a no ser poseídos, que claramente aún no hemos
aprendido todavía, o no estaríamos poseídos.
Al diferenciarnos del arquetipo, lo hacemos consciente, mientras nos
creamos a nosotros mismos en relación a él.
Al relacionarnos con el arquetipo de manera consciente, no caemos bajo la
esclavitud del arquetipo, sino que somos capaces de mediar, humanizar y
canalizar sus energías trans-personales y sus contenidos de manera
constructiva, creativa y enriquecedora de la vida.
A medida que nos conectamos con el otro a través de nuestra lucidez,
podemos potencialmente convertirnos en un vehículo a través del cual los
propios arquetipos se transforman y evolucionan, que instantáneamente y
no-localmente, tiene un efecto transformador evolutivo por todo el campo entero
de la consciencia colectiva.
Mitológicamente hablando, la figura del "aspirante a héroe," que
somos todos nosotros en potencia, siempre está habitada por un demonio. El
tener un demonio instalado en nosotros es la misma cosa que "hace" de
nosotros un héroe. Nuestra lucha heroica contra la garra paralizante del
demonio es iniciática, en cuanto a que suscita nuestros latentes poderes
creativos. El llegar a la concordancia y la lucha con nuestro demonio, es
decir, con nosotros mismos, nos creamos a nosotros mismos. El demonio es la
fuente de toda creatividad. Se necesita verdadero valor para hacer batalla con
estas fuerzas internas y arrancarles el mítico "tesoro difícil de
alcanzar," que no es otro que nuestro ser de alma-llena.
Jung comenta:
"Como consecuencia de la situación política y los espantosos, por no
decir diabólicos, triunfos de la ciencia, somos sacudidos y estremecidos por
secretos y oscuros presentimientos, pero desconocemos la salida, y muy pocas
personas realmente extraen la conclusión de que esta vez el tema es el por
largo tiempo olvidado alma del hombre."
Cuando caemos en la cuenta de un arquetipo tal como el demoníaco, somos
capaces, de adentro hacia afuera, de canalizar su poder trans-personal en un
creativo, alma llena, espíritu vivificante que proviene de una fuente más allá
de nuestro yo. Codificado en lo demoníaco está todo cuanto necesitamos para
nuestra curación y auto-realización, como si lo demoníaco fuera una
compensación del campo más unificado y unificador de la consciencia, que nos
ofrece exactamente lo que se requiere para despertar.
Los demonios son como máquinas nautilos psíquicas que soñamos para
ayudarnos a desarrollar los músculos de la comprensión. Alquímicamente
transmutando en el acto la potencial destrucción de lo demoníaco en
estimuladores de nuestra propia lucidez creativa, damos a luz a nuestro demonio,
nuestro guía espiritual. O más bien, en ese momento nuestro demonio nos da a
luz a nosotros.
El caer en la cuenta de un arquetipo como lo demoníaco, es comprendernos a
nosotros mismos como un agente activo y participativo en la creación de nuestra
experiencia de nosotros mismos en relación con el mundo. Esta toma de
consciencia viene con una gran responsabilidad.
Se nos ofrece una elección: o seguimos destruyéndonos a nosotros mismos, o
aprendemos juntos cómo crear un nuevo mundo. Todo depende de nuestro reconocimiento
de lo que se nos está revelando mientras actuamos con nuestro inconsciente en
el mundo. La emergencia de lo demoníaco en nuestro mundo es a la vez
potencialmente y realmente la puerta de entrada y la revelación de la luz. Al
ser una función de nuestra consciencia, el cómo se materializa lo demoníaco -
cómo el mal destructivo más profundo, o cómo genio creativo, no depende de otra
cosa que de cómo lo que soñamos.
Jung comenta:
"El arquetipo es espíritu o anti-espíritu, lo que en última instancia
demuestra ser, depende de la actitud de la mente humana."
Cuando llegamos a ser poseídos por el inconsciente, somos inconscientemente
asumidos por nuestros primitivos instintos, nuestros instintos animales, de tal
manera retrocedemos, involucionamos y caemos en nuestra naturaleza inferior.
Jung explica:
"Sólo el hombre animal puede ser poseído...
Es más fácil hablar o discutir con un perro o una vaca que con alguien que
esté poseído por tal figura. Porque no hay nada de lo que uno diga que
impregné, y es imposible perforar la pared que levantan, es un muro de
creencias inconscientes, y la gente detrás de la pared no puede ser alcanzada.
Son totalmente inaccesibles.
No hay acceso debido a que el ser humano se degrada al estado de un animal,
y la cosa que parece funcionar no es un ser divino, es un fantasma."
Me imagino que todos conocemos a personas así, personas que están bajo un
hechizo de tal manera que realmente no hay diálogo con ellos, ya que
perversamente ingieren e interpretan la reflexión que se le está ofreciendo de
su inconsciencia como prueba de la exactitud de su punto de vista deludido.
Psicológicamente hablando, están poseídos, como si una "entidad" se
hubiera hecho cargo, ellos ya no están ahí, y literalmente no tienen ni idea,
de su circunstancia.
Cuando un grupo de personas en esta condición llegan a un acuerdo sobre la
"verdad," y se convierten en miembros con carnet de un
"ismo" dogmático, se está fermentando una psicosis colectiva en el
caldero del inconsciente colectivo.
PSICOSIS COLECTIVA
Jung nunca se cansó de advertir que el mayor peligro que enfrenta la
humanidad es caer inadvertidamente en nuestro inconsciente en masa, de forma
que nos convertimos en instrumentos para que una epidemia psíquica cause
estragos en el mundo, tal como lo vemos hoy en día la " Epidemia
Psíquica".
Jung escribe que las epidemias psíquicas,
"…son infinitamente más devastadoras que la peor de las catástrofes
naturales. El peligro supremo que amenaza a individuos, así como a naciones
enteras es un peligro psíquico."
Estamos en medio de una psicosis colectiva que se ha vuelto tan normalizada
que muy pocas personas ni siquiera hablan de ello, que es en sí mismo una
expresión de nuestra locura colectiva. (¿Por Qué No Vemos Nuestra Locura
Colectiva?)
Jung escribe:
"…las psicosis colectivas se basan en un arquetipo constelado, aunque,
por supuesto, este hecho en absoluto se tiene en cuenta. En este sentido,
nuestra actitud se sigue caracterizando por una inconsciencia prodigiosa."
Una vez que se activan los contenidos arquetípicos en el inconsciente, Jung
elabora, es como si,
"hubieran tomado posesión de ciertos individuos, irresistiblemente
uniéndolos mediante la atracción mutua y tejiéndolos en grupos pequeños o
grandes que fácilmente podrían engrosar en avalancha."
La gente que ha caído en su inconsciente naturalmente se atrae y conecta
entre sí, mientras recíprocamente refuerzan la locura ajena.
Se consigue conjurar una burbuja compartida impenetrable de creencias
rígidas en torno a ellos que desvía y resiste cualquier auto-reflexión que
amenace su punto de cosmovisión fija. Cualquiera que les refleje de vuelta su
estado inconsciente es demonizado y visto como hereje, blasfemo y enemigo.
Aunque usa a individuos como sus instrumentos, el mal necesita las masas
inconscientes para su génesis y proliferación en el escenario mundial. Las
masas siempre están engendrando caldos de cultivo de epidemias psíquicas. En
una psicosis colectiva hay una mentalidad de rebaño, donde la gente deja de
pensar por sí misma permitiendo que otros piensen por ellos, como ovejas
("borregos") que sólo siguen a donde quiera que sean dirigidos.
Jung escribe que quien compre el acordado conjunto de pensamiento de grupo,
"está infectado con la lepra del pensamiento colectivo y se ha
convertido en un recluso de esa insalubre finca de siembra llamada el Estado
Totalitario."
Cuando cedemos nuestro poder, siempre hay alguien portando la autoridad del
Estado quien está más que contento en aceptar nuestra ofrenda, alimentando la
insaciable voluntad de poder de la sombra.
Jung comenta,
"El bastón del pastor pronto se convierte en una barra de hierro, y
los pastores se convierten en lobos."
Siendo arquetípico, el proceso recíproco de las personas regalando su poder
a otras personas que lo abusan, simplemente porque pueden hacerlo, se ha
recreado continuamente en sí a lo largo de toda la historia.
Jung nos advierte que,
"Las cosas más peligrosas del mundo son inmensas acumulaciones de
seres humanos que son manipulados por unas pocas cabezas."
En una psicosis colectiva, los muchos son manipulados por los pocos que
sienten atracción por mantener el poder sobre los demás.
Jung señala que:
"El que prefiere el poder está, por lo tanto, en la visión cristiana,
poseído por el diablo. El psicólogo sólo puede estar de acuerdo."
En una epidemia psíquica, las masas, dirigidas e inspiradas por los pocos
que están perversamente poseídos por y adictos a la necesidad del poder,
conspiran en conjunto con, apoyan y refuerzan mutuamente las creencias
irracionales de los demás, las necesidades narcisistas y miedos, creando una
cultura loca increíble.
Esta cultura, o falta de ella, es a la vez la causa y el efecto de su
locura, ya que colectivamente encarnan la profecía auto-cumplida viviente.
Se convierten en instrumentos mediante los cuales el DNL, el demonio no
local, se reproduce, como una hidra de múltiples cabezas, en, como y a través
del campo.
BENDICIONES DISFRAZADAS
Jung escribe:
"Este estado de posesión se manifiesta casi sin excepción en el hecho
de que los poseídos se identifican con el contenido arquetípico de su
inconsciente, y porque no caen en la cuenta de que el papel que está siendo
lanzado sobre ellos es el efecto de nuevos contenidos aún por entender,
ejemplifican estos concretamente en sus propias vidas, convirtiéndose así en
profetas y reformadores [en el sentido negativo, como caer en una inflación
megalómana]."
Las personas que han sido engullidos por el arquetipo y han caído en el
inconsciente, en lugar de aclarar e integrar el significado de los contenidos inconscientes
activados dentro de sí mismos, involuntariamente escenifican la dimensión
simbólica mítica de "el papel que les está siendo lanzado" en forma
concretizada, literal sobre el escenario de la vida.
Los nuevos contenidos se entienden cuando nos damos cuenta de que el rol
que llega a través de nosotros tiene su origen en el propio inconsciente
colectivo, como si estuviéramos interpretando un papel en un drama cósmico.
Además de conferir sobre nosotros una opción de cómo queremos interpretar
este papel, este descubrimiento también nos despierta a la identificación
personal con el papel.
La parte de nosotros que ha sido inconscientemente poseída se
libera, creando más consciencia en el proceso.
Cuando llegamos a ser absorbidos por el inconsciente, por citar a Jung,
"…el inconsciente en gran medida expulsa y suplanta la función de la
mente consciente. El inconsciente usurpa la función de la realidad y la
sustituye por su propia realidad. Pensamientos inconscientes…se manifiestan en
juicios inquebrantables sin sentido, sostenidos en la cara de la
realidad."
Cuando nos encontramos haciendo caso omiso a las pruebas fácticas y
celebrando una creencia "mágica" que racionalmente sabemos de ser
incierta, estamos bajo un hechizo, siendo "impulsados" por el inconsciente,
que está en ese momento en el asiento del conductor.
Los factores psíquicos que hacen posible la posesión son la
sugestionabilidad, la falta de discernimiento crítico, la falta de voluntad o
incapacidad de auto-reflexión, el miedo, y la tendencia a la superstición y
prejuicios.
Los contenidos que nos apoderan cuando somos poseídos por el inconsciente
aparecen como fobias, afección exagerada, convicciones peculiares,
idiosincrasias, planes obstinados, compulsiones y obsesiones, todos de los
cuales no están abiertos a debate o corrección.
Los demonios trabajan a través de nuestra psique, "gestionando
nuestras percepciones" de tal manera que somos incapaces de ver su
influencia. Los demonios deslumbran, hechizan, y endemonian la consciencia de
tal manera que nos cegamos a nuestra propia asumida perspectiva subyacente.
Caemos bajo su hechizo cuando nos extasiamos por nuestra propia versión de la
realidad, de tal forma que creemos que el mundo "objetivamente"
existe como lo percibimos, separados de nuestra propia mente.
En otras palabras, caemos bajo el poder de los demonios cuando nos
obsesionamos con nuestro punto de vista fijado no negociable e imaginamos que
lo que estamos viendo objetivamente existe, en estado sólido, fuera de nosotros
mismos, de manera aplicable a todos.
Entonces atraemos hacia nosotros toda la evidencia que necesitamos para
demostrarnos a nosotros mismos la verdad aparente de nuestro punto de vista
evidente, lo que confirma el espejismo de que estamos separados de, y no
participando en contribuir a crear la misma situación en la que nos
encontramos, que estamos en última instancia, creando.
A esto lo llamo "Síndrome Delirante Aparticipatorio", o SDA por
sus siglas ("El Engaño de la Separación"). Por otro lado, rompemos el
hechizo de los demonios cuando nos damos cuenta de que cada momento de nuestra
experiencia es inseparable de nuestra propia consciencia, que es reconocer la
fluida, no objetiva y, por tanto, "naturaleza onírica" de la
realidad. Al igual que figuras en un sueño, los demonios están, en última
instancia, hablando, nuestra propia energía, y no separados de nuestra mente
("Dios la Imaginación").
Al igual que un sueño, la forma en que observamos el mundo literalmente
evoca, el mundo que estamos observando.
Esto significa que es a través de nuestra consciencia en sí que podemos
intervenir en la matriz subyacente de la creación y encontrar el punto de apoyo
en el que podemos cambiar el sueño despierto que estamos teniendo, que es la
"evolución en acción".
Curiosamente, no nos habríamos despertado ni tenido esta realización sin la
cooperación antagonista de los demonios, es decir, los demonios son
secretamente aliados disfrazados, los catalizadores de consciencia apareciendo
como adversarios, bendiciones disfrazadas ("La Luz de la Oscuridad").
NO ES EL ÚNICO
Jung escribe:
"La regla psicológica dice que cuando una situación interna no se hace
consciente, ocurre exteriormente, como destino."
En la medida en que no estamos conscientemente trabajando sobre la
integración, a través del proceso de individuación, el contenido y conflictos
inconscientes que se activan dentro de nosotros, es el grado en que estos
contenidos psíquicos se manifestarán externamente y serán inconscientemente
actuados a cabo colectivamente de una manera literal, concreta en el escenario
mundial.
Jung comenta:
"Uno no debe eludir este conflicto escapando a un estado prematuro y
anticipado de redención, de lo contrario uno lo provoca en el mundo exterior. Y
eso es del diablo."
Un contenido psíquico activado no realizado conscientemente en el curso de
la individuación se manifiesta externamente, donde es "ideado" en,
como, y por el mundo exterior.
Para utilizar la metáfora de Jung, el patrocinador de este/a proyecto
(proyección) es "el diablo."
Jung dice:
"Las potencias mundiales que dominan sobre toda la humanidad, para
bien o para mal, son factores psíquicos inconscientes…Estamos inmersos en un
mundo creado por nuestra propia psique."
Esto trae a la mente diversas citas de la Biblia acerca de "poderes y
principados" que gobiernan sobre la humanidad, que es la expresión
metafísica equivalente de nuestra situación psicológica.
- El
Evangelio de Lucas, por ejemplo, tiene el diablo diciendo que los reinos
del mundo están bajo su control (4:5-6).
- El
Evangelio de Juan habla del diablo como "el príncipe de este
mundo." (14:30, 16:11).
- La
primera carta de san Juan dice que "el mundo entero está bajo el
poder del maligno." (5:19).
- Pablo
habla de Satanás (Gal. 1:04.; Cor 4:04) como "el dios de este
mundo.".
Tanto como si lo llamamos un demonio o un factor
psíquico inconsciente, la fuerza que nos gobierna es creada por y una
expresión de nuestra propia psique.
Reflexionando sobre la Primera Guerra Mundial, Jung dice:
"Cuando el destino, durante cuatro años enteros, juega una guerra de
horror monumental en el escenario de Europa - una guerra que nadie quería - a
nadie se le ocurrió preguntar exactamente quién o qué había causado la guerra y
su continuación.".
Del mismo modo, en la “guerra actual contra el terror la actual",
una guerra que nadie, o al menos muy pocas personas quieren, debe ocurrírsele
preguntar exactamente quién provoco los conflictos o quien ha provocado esta
guerra y su continuación.
Jung continúa:
"Nadie cayó en la cuenta de que el hombre europeo estaba poseído por
algo que le privó de toda voluntad. Y este estado de posesión inconsciente
seguirá sin inmutarse hasta que nosotros los europeos nos asustemos de nuestra
‘divina-omnipotencia’ [inflación].
Tal cambio solo puede comenzar con individuos, porque las masas son bestias
ciegas, tal como las conocemos a nuestro pesar. El verdadero portador de la
vida es el individuo. La transformación real no viene a través de los movimientos
de masas, o nuevas leyes, sino a través de cambios en el individuo.
Hablando de los efectos de la identificación con, poseído e inflado por el
inconsciente, Jung escribe:
"Todo lo que supere un determinado tamaño humano evoca poderes
igualmente inhumanos en el inconsciente del hombre. Demonios
totalitarios son provocados." Como resultado de convertirse en
demasiado unilaterales en un universo multilateral, los "demonios
totalitarios" se "imaginan," tanto en el inconsciente y,
sincrónicamente, en el mundo exterior.
Eventos en el mundo exterior son reflejos simbólicos de lo que estamos
soñando en el interior de nosotros mismos. ("El Contagio del Microbio de
la Sincronicidad"). Lo que esto significa es que la forma más eficaz para
cambiar el mundo es cambiar nosotros mismos.
Jung escribe:
"…los acontecimientos históricos de nuestro tiempo han pintado una
imagen de la realidad psíquica del hombre en colores indelebles de sangre y
fuego, y le ha dado una lección de ejemplo práctico que nunca será capaz de
olvidar si - y esta es la gran pregunta - ha adquirido hoy la suficiente
consciencia para mantenerse al día con el ritmo frenético del demonio dentro de
él."
¿Seremos cada uno de nosotros, capaces de mediar, canalizar y transformar
la energía demoníaca arquetípica que está fluyendo a través de nosotros, en
creatividad de tal manera que podamos constructivamente construir un mundo
nuevo?
Esta es la pregunta en cuya respuesta descansa la futura supervivencia o la
destrucción del mundo tal como lo conocemos.
Jung dice,
"la humanidad, debido a su desarrollo científico y tecnológico, en
medida creciente se ha entregado a sí mismo a los peligros de la posesión…El
peor pecado del hombre es la inconsciencia…
¿Cuándo vamos… con toda seriedad a buscar las vías y medios que le
exorcicen, para rescatarlo de la posesión y la inconsciencia, y hacer de esta
la tarea más vital de la civilización?"
¿Cuándo vamos a hacer "la tarea más vital de la civilización," el
exorcismo de los demonios que nos están poseyendo? En otras palabras, ¿cuándo
vamos a hacer que nuestra tarea más vital sea “despertar la conciencia”.
Jung vio esta manifestación demoníaca actual como expresión arquetípica de
los trastornos potencialmente catastróficos que acompañan a las grandes
transiciones de una época a otra.
Cuando un arquetipo como el demoníaco aparece, tanto en nosotros mismos
como en el mundo, las cosas se vuelven críticas, con posibilidades de bueno y
malo por igual. De cómo resulten las cosas en realidad depende de cómo la
consciencia responda ante la situación.
Durante una manifestación colectiva de lo demoníaco, tal como la que
tenemos hoy en día, el gran peligro es un movimiento de masas en el que
millones, o incluso miles de millones de personas caigan en su inconsciente
juntos, encendiendo una epidemia psíquica que genera una guerra apocalíptica
que hace estragos de la vida en la Tierra y destruye la biosfera del planeta ("Las
Dimensiones Arquetípicas de los Acontecimientos Mundiales").
Para citar a Jung:
"El inconsciente funciona a veces con la más increíble astucia,
organizando ciertas situaciones fatales, experiencias fatales, que hacen que la
gente despierte."
La catástrofe sólo puede evitarse si suficientes personas se despiertan a
lo que se nos ha revelado mientras escenificamos a través del inconsciente, y
luego conectamos con los demás con el fin de des-activar, asimilar y
transformar los posibles efectos perjudiciales del demonio activado.
Podemos entonces, bajo la dirección del Ser, nuestra integridad intrínseca,
ayudarnos unos a otros a marcar el comienzo de una nueva era de paz sostenible,
la comprensión y la cooperación mutua.
Nuestra existencia muy continuada como especie en este hermoso planeta
depende de esta compresión.
El ser pesimista y creer que no podemos cambiar la trayectoria del
comportamiento suicida de nuestra especie en trance es estar bajo un hechizo,
es estar caído bajo una "maldición del demonio." Haber caído bajo tal
hechizo, sólo fortalecemos y solidificamos nuestra hechizada convicción,
actuando como si no hubiese otros resultados posibles.
El pesimismo es alimento para los demonios ("Nuestra Situación es
Grave, y no Hay Necesidad de Pesimismo").
Es una locura no invertir nuestra energía creativa en imaginar que podemos
"unirnos," e igual locura el pensar que no podemos. Si no estamos
invirtiendo nuestra imaginación creativa en formas para que podamos sanar y
despertar, entonces ¿qué estamos pensando?
Al igual que en un sueño nocturno, cuando un número suficiente de nosotros
estemos lúcidos en el sueño despierto de la vida, podremos conectar con los
demás y juntar nuestra lucidez, cambiando el mundo de manera positiva en el
proceso.
Si la gente me dice que soy un "soñador" cuando yo profeso estas
creencias idealistas y aparentemente ingenuas, me limitaré a decir que, en
palabras del fallecido John Lennon: "Yo no soy el único." Hay cada vez más cantidades crecientes de
nosotros - ¿millones de personas? ¿billones? - por todo el planeta que, de
diversas maneras están siendo reclutadas por el mismo Ser para ser canales de
un proceso más profundo de despertar, facilitando una amplia gama de
posibilidades totalmente nuevas y nunca antes imaginadas que se hagan
disponibles para nosotros.
El universo está soñando despierto en sí a través de nosotros.
Cuando un número suficiente de nosotros simplemente reconozca el profundo,
patrón arquetípico que está sucediendo, es decir, que el universo se está
despertando a sí mismo a través de nosotros, podemos "unirnos" e
"imaginar," y ayudarnos a profundizar y estabilizar nuestro
mutuamente compartido despertar, lo que yo llamo "soñar despiertos." Como
sanadores heridos, chamanes, soñadores y artistas cuyo lienzo es la vida misma,
podemos crear conjuntamente un "Art-Happening Llamado Despertar
Global."
El verdadero demonio es nuestro aferramiento al ego. En la medida en que
estamos bajo la influencia aparente de un demonio es el grado en que nos
aferramos y agarramos, tratando de sujetarnos a nuestro concepto de nosotros
mismos como un ser discreto y separado, cuando en realidad no hay nada (ninguna
"cosa") a qué aferrarse.
En la medida en que estamos aferrados o agarrados, hemos caído en el
auto-refuerzo, el patrón habitual de contraer contra nosotros mismos, y al
hacerlo estamos bloqueando nuestra propia luz.
Podemos, en este mismo momento, salir de nuestro propio camino y dejar que brille nuestra luz. En liberarnos de la manipulación y el control.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario