A finales del
siglo XIX, surgió un movimiento conocido como sionismo para establecer un
estado judío en Palestina, entonces un territorio bajo el Imperio Otomano. Como
resultado de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano se disolvió y Gran
Bretaña y Francia conspiraron para repartirse el botín territorial de la
guerra. Los británicos se convirtieron en la potencia ocupante de Palestina. La
Sociedad de Naciones emitió un mandato que reconocía a Gran Bretaña como tal.
Durante la guerra, los británicos prometieron a las naciones árabes su
independencia a cambio de su cooperación para derrotar a los turcos otomanos.
Al mismo tiempo, declararon su apoyo al objetivo del sionismo de establecer un
"hogar nacional" para el pueblo judío y permitieron la inmigración
judía a Palestina. Los objetivos sionistas no agradaron a la mayoría de los
habitantes árabes de Palestina. Los estados árabes propusieron que se
reconociera la independencia de Palestina y que se estableciera un gobierno
democrático que incluyera a representantes de la minoría judía. Pero esta
solución del conflicto entre Israel y Palestina fue rechazada tanto por los
sionistas como por los británicos, cuyos respectivos líderes reconocieron que
el proyecto sionista sólo podía llevarse a cabo por la fuerza de las armas.
A medida que
continuaba la inmigración judía y los árabes eran desplazados de sus tierras,
comenzaron a estallar violentos enfrentamientos entre ambas comunidades. En
1921, por ejemplo, los árabes se amotinaron y atacaron a las comunidades
judías, y en 1929, masacraron judíos en Hebrón. Las organizaciones terroristas
sionistas atacaron no solo a los árabes, sino también a los británicos, como en
el atentado contra el Hotel King David en 1946. Ese ataque fue perpetrado por
el Irgún, cuyo líder, Menachem Begin, se convertiría posteriormente en primer
ministro de Israel.
Tras la
Segunda Guerra Mundial, los británicos, incapaces de conciliar sus políticas y
compromisos contradictorios, solicitaron que la recién formada Organización de
las Naciones Unidas se ocupara del asunto. Esto resultó en la creación de la
Comisión Especial de la ONU para Palestina. Los miembros de la comisión, que no
incluía representantes de ningún estado árabe, rechazaron explícitamente el
derecho a la autodeterminación de la población. Aunque los estados árabes
reiteraron su propuesta de solución democrática, esta fue rechazada nuevamente.
La comisión, en cambio, recomendó dividir Palestina en dos.
Según su plan
de partición, más de la mitad del territorio pasaría a manos de la minoría
judía, que poseía tan solo el siete por ciento de la tierra (mientras que el 85
por ciento pertenecía a los árabes). La Asamblea General aprobó una resolución
en 1947 recomendando la implementación del plan de partición de la comisión. Naturalmente,
los árabes rechazaron el plan.
Contrariamente
a la creencia popular, Israel no fue creado por la ONU. Israel nació el 14 de
mayo de 1948, cuando los líderes sionistas declararon unilateralmente su
existencia. Los estados árabes vecinos se alzaron en armas contra el recién
declarado Estado en la guerra conocida por los israelíes como la «Guerra de la
Independencia» y por los árabes como la «Nakba» o «Catástrofe».
Durante la
guerra, 700.000 árabes fueron expulsados de sus hogares o huyeron por temor a
nuevas masacres, como la ocurrida en la aldea de Deir Yassin poco antes de la
declaración sionista. Esta limpieza étnica de Israel es la causa fundamental
del problema de los refugiados palestinos, del que tanto se habla hoy en día.
Si bien su derecho al retorno está garantizado por el derecho internacional,
Israel se ha negado a permitir que quienes huyeron y sus descendientes regresen
a lo que legítimamente les pertenece. Esta es también la razón por la que los
palestinos hoy no reconocen que Israel tiene derecho a existir.
Otro
acontecimiento decisivo ocurrió en junio de 1967, cuando Israel lanzó un ataque
sorpresa contra Egipto (entonces la República Árabe Unida). Tal fue la
superioridad de la fuerza armada israelí que la guerra duró solo seis días, durante
los cuales Israel invadió y ocupó los territorios palestinos de Cisjordania y
la Franja de Gaza.
Como
resultado de la guerra, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución
242, que enfatizó la inadmisibilidad de la adquisición de territorio mediante
la guerra y exigió a Israel que se retirara de los territorios que había
ocupado. Hoy en día, Cisjordania permanece bajo ocupación israelí. Israel
continúa demoliendo viviendas palestinas y construyendo asentamientos judíos,
violando el derecho internacional y numerosas resoluciones de la ONU.
En cuanto a
Gaza, Israel se retiró en 2005, pero desde entonces la ha sitiado, permitiendo
solo la ayuda necesaria para evitar una catástrofe humanitaria a gran escala,
mientras mantiene a los gazatíes en un estado de miseria y desesperación
perpetua.
Luego, el 27
de diciembre de 2008, Israel lanzó un ataque militar a gran escala contra Gaza,
denominado Operación Plomo Fundido, durante el cual el ejército israelí desató
una lluvia de muerte y destrucción sobre la indefensa población civil y la
infraestructura de Gaza.
La razón por
la que esta situación sigue continuando es simple: Estados Unidos apoya
incondicionalmente a Israel. Un ejemplo ilustrativo fue desde el inicio de la
administración de Bush, Obama, de que, si Israel no ponía fin a la actividad de
asentamientos, no sufriría consecuencias. El apoyo estadounidense continuaría
de todas formas. Ese mensaje fue perfectamente comprendido por el gobierno de
Netanyahu en Israel.
La política
estadounidense debe entenderse y juzgarse por los hechos, no por la retórica.
El hecho es que Estados Unidos apoya las violaciones israelíes del derecho
internacional financieramente (más de 3.000 millones de dólares anuales),
militarmente (aviones F-16 de fabricación estadounidense, helicópteros
artillados Apache y municiones de fósforo blanco utilizadas durante la
Operación Plomo Fundido, por ejemplo) y diplomáticamente (como el uso del veto
por parte de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU).
El conflicto
entre Israel y Palestina (por ejemplo, se utilizaron municiones durante la
Operación Plomo Fundido) y diplomáticamente (como el uso del veto por parte de
Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU).
La solución
más práctica y equitativa al conflicto se reconoce desde hace décadas. Existe
un consenso internacional sobre la solución de dos Estados, aceptada desde hace
tiempo por la parte palestina. La razón por la que esta solución no se ha
implementado, es sencilla: Se debe a que las políticas de rechazo de Israel y
Estados Unidos impiden que se implemente.
La política
israelí continuará mientras cuente con el respaldo de Estados Unidos y esa
política estadounidense continuará mientras el pueblo estadounidense lo
permita. Una paz justa y duradera en Oriente Medio es posible. Es simple. Hay
una opción.
Judíos y
árabes siempre han estado en conflicto en la región.
Aunque los
árabes eran mayoría en Palestina antes de la creación del Estado de Israel,
siempre hubo población judía. En su mayoría, los judíos palestinos se llevaban
bien con sus vecinos árabes.
Esto comenzó
a cambiar con el surgimiento del movimiento sionista, ya que estos rechazaron
el derecho de los palestinos y querían a Palestina para sí mismos, para crear
un "Estado judío" en una región donde los árabes eran mayoría y
poseían la mayor parte del territorio. Por ejemplo, cuando Palestina estaba
ocupada por los británicos «no existía antisemitismo en el país, ni racial ni
religioso». Más bien, los ataques árabes contra las comunidades judías fueron
el resultado de los temores árabes sobre el objetivo declarado de los sionistas
de apoderarse del territorio.
Antes de la
Primera Guerra Mundial, «judíos y árabes convivían, en amistad, con tolerancia,
y hoy es casi desconocida esas actitudes en Medio Oriente». El problema
radica en que «el pueblo árabe de Palestina está hoy unido en su exigencia de
un gobierno representativo», pero los sionistas y sus benefactores británicos
les negaba ese derecho.
La propia ONU
no tiene la autoridad para arrebatar el territorio a un pueblo y entregárselo a
otro, ni sacar resoluciones con la intención de pretender dividir Palestina y
eso habría sido inválida.
A los árabes
le han quitaron la oportunidad de tener su propio estado en 1947. La
recomendación de la ONU de dividir Palestina desde un principio fue rechazada
por los árabes y a causa de ello perdieron la "oportunidad" de tener
su propio estado.
En primer
lugar, los árabes eran una gran mayoría en Palestina en ese momento, y los
judíos representaban aproximadamente un tercio de la población para entonces,
debido a la gran inmigración masiva de judíos europeos (en 1922, durante la
ocupación británica los judíos representaban sólo alrededor del 11 % de la
población). Durante los años 1945, los árabes poseían más propiedades de
tierras que los judíos en todos los distritos de Palestina. Jaffa ostentaba el
mayor porcentaje de tierras en manos de judíos y en cambio en otros distritos,
los árabes poseían una porción aún mayor. En toda Palestina, los árabes poseían
el 85% de la tierra, mientras que los judíos poseían menos del 7%, situación
que se mantuvo hasta la creación de Israel.
A pesar de
estos hechos, la ONU exigía la recomendación de la partición de más de la mitad
de las tierras de Palestina fuera entregada a los sionistas para su
"Estado judío". No obstante, ningún árabe aceptaría una propuesta tan
injusta y menos que se les arrebaten sus tierras.
En un
principio el plan de partición fue rechazado por muchos líderes sionistas. En
cambio, quienes apoyaban esa idea se encontraba David Ben-Gurión, quien su
objetivo era de adquirir toda Palestina para un "Estado judío", y él
sabía que podría lograr finalmente más tarde en un futuro cercano mediante la
fuerza de las armas.
Años antes de
la partición, el mismo Ben-Gurión había argumento que "después de que nos
convirtamos en una fuerza poderosa, como resultado de la creación de un Estado,
aboliremos la partición y nos expandiremos a toda Palestina". Argumentando
que debía aceptarse la partición y de esa manera se podría "preparar el
terreno para la expansión sobre toda Palestina". El Estado judío entonces
"tendría que preservar el orden", si los árabes no accedían,
"con ametralladoras, si fuera necesario".
(Ben-Gurión
desempeñó un papel central en la redacción de la Declaración de Independencia
de Israel, proclamando el establecimiento del Estado Judío el 14 de mayo de
1948. Durante la guerra árabe-israelí de 1947-1949, formó las Fuerzas de
Defensa de Israel de las diversas milicias judías; con la finalidad de la
expulsión y desplazamiento de la mayoría de la población árabe palestina.
Ben-Gurión fue uno de los fundadores de Israel y él fue quien sentó las bases
del estado judío. Dirigió el Estado de Israel como primer ministro entre 1948 y
1953, y nuevamente entre 1955 y 1963 y, fue ministro de Defensa durante).
¿Israel tiene "derecho a existir?
De hecho, la
legitimidad es ilustrativo, al igual hecho de que se exija a los palestinos que
reconozcan el "derecho a existir" de Israel, mientras que no se exige
a los israelíes que reconozcan el "derecho a existir" de un Estado
Palestino. Las naciones no tienen derechos, sino las personas y es el derecho
de todos los pueblos a la autodeterminación.
Los árabes no
han negado ese derecho a los judíos, sino los judíos quienes se lo han negado a
los árabes. La terminología del "derecho a existir" de Israel se
emplea constantemente para ofuscar este hecho.
Israel no fue
creado por la ONU, sino que se creó el 14 de mayo de 1948, cuando los líderes
sionistas, de forma unilateral y sin autoridad legal, declararon la existencia
del Estado de Israel. Inclusive formaron su nuevo Estado sin especificar la
extensión de sus tierras ni fronteras. En ese momento, los sionistas declararon
que los árabes ya no eran dueños de su tierra y ahora pertenecía a ellos. A
partir de allí, mayoría de los árabes de Palestina eran considerados ciudadanos
de segunda clase en el nuevo "Estado judío".
Los árabes,
se opusieron a este acontecimiento, y a partir de ese momento los países árabes
vecinos le declararon la guerra al régimen sionista para evitar tan grave
injusticia contra la mayoría de los habitantes de Palestina.
Cabe destacar
que los sionistas no tenían derecho a la mayor parte del territorio como
declara Israel, mientras que los árabes sí lo tenían por derecho. Por lo tanto,
esta guerra en Medio Oriente no fue, como afirman los medios de comunicación,
de actos de agresión de los estados árabes contra Israel. Más bien, los árabes
actuaban en defensa de sus derechos para impedir que los sionistas se apropiaron
ilegalmente e injustamente de sus tierras y le privaran de sus derechos como
población originario árabe. Este acto de declaración de la existencia de Israel
fue una agresión por parte de los líderes sionistas, y utilizar la violencia
para imponer sus objetivos, tanto antes como después de dicha declaración.
Durante la guerra de expansión de su territorio, Israel implementó una política
de limpieza étnica. Los árabes fueron obligados a abandonar sus hogares o
huyeron por temor a las masacres que estaba realizando los judíos. A los
palestinos nunca se les ha permitido regresar a sus hogares y tierras, a pesar
de que está reconocido internacionalmente y codificado en el derecho
internacional que estos refugiados tienen un “derecho al retorno” inherente.
Los
palestinos nunca aceptarán la exigencia de Israel y su principal benefactor,
Estados Unidos, de reconocer el "derecho a existir" de Israel.
Al hacerlo
Estados Unidos, estaría afirmando que Israel tenía "derecho" a ocupar
territorio árabe, mientras que los árabes no tenían derecho a su propia tierra.
Con esta afirmación Israel tendría el "derecho" a realizar una
limpieza étnica en Palestina, mientras que los árabes no tendrían el derecho a
la vida, la libertad ni la propia paz en sus propios hogares, en su propia
tierra.
Con el
pretexto del holocausto y con el constante discurso del "derecho a
existir" tiene un propósito específico, en ocultar la verdadera realidad
de que son los judíos quienes han negado el derecho árabe a la
autodeterminación, y no al revés, y, de ese modo, intentar legitimar los
crímenes israelíes contra los palestinos, tanto históricos como contemporáneos.
Después de la
declaración de Israel y su expansión territorial desde 1967 – 1973, las
naciones árabes amenazaron a Israel con su aniquilación. En realidad, Israel
fue quien inicio el primer disparo de la "Guerra de los Seis Días".
Esa mañana temprana del 5 de junio, Israel lanzó sus cazas en un ataque
sorpresa contra Egipto (entonces la República Árabe Unida) y diezmó con éxito
la fuerza aérea egipcia mientras la mayoría de sus aviones aún estaban en la
pista.
En ese
momento no existía ninguna amenaza egipcia, pero si existía una superioridad
egipcia con aviones superiores y avanzados (rusos). Sin embargo, nunca hubo una
amenaza, de hecho, si lo hubiera la fuerza aérea hubiera barrido a Israel. En
definitiva, Israel atacó sin la existencia de la posibilidad de una amenaza
inminente de agresión por parte egipcia contra Israel.
Por eso nos
encontramos con la retórica belicosa occidental que el presidente Nasser,
bloqueo del Estrecho de Tirán, trasladando sus tropas a la península del Sinaí
con la intención de expulsar a las fuerzas de paz de la ONU de su lado de la
frontera y eso constituyó colectivamente una amenaza inminente. Por otro lado,
la inteligencia estadounidense como la israelí evaluaron en la probabilidad de
un ataque de Nasser era baja. La CIA calculó que Israel tenía una superioridad
abrumadora en fuerza armada y que, en caso que sucediera una guerra, derrotaría
fácilmente a fuerzas árabes en dos semanas; en cambio si Israel atacaba
primero, en una semana lo derrotaría y fue lo que finalmente ocurrió.
Hay que tener
presente que Egipto había sido víctima de la agresión de los británicos,
franceses e israelíes en la "Crisis de Suez" de 1956, tras la
nacionalización egipcia del Canal de Suez. En esa guerra, las tres naciones
agresoras conspiraron para declarar la guerra a Egipto, lo que resultó en la
ocupación israelí de la península del Sinaí. Pero luego, bajo presión del gobierno
estadounidense, Israel se retiró del Sinaí en 1957, pero Egipto no había
olvidado la agresión israelí. Además, Egipto había formado una alianza flexible
con Siria y Jordania, y cada una se comprometía a ayudar a la otra en caso de
una guerra con Israel. Jordania había criticado a Nasser por no cumplir esa
promesa tras el ataque israelí a la aldea cisjordana de Samu, y su retórica fue
un claro intento de recuperar prestigio en el mundo árabe. Que la postura de
Nasser fuera defensiva, en lugar de proyectar una intención de lanzar una
ofensiva contra Israel, era bien conocido entre israelíes prominentes. La
concentración egipcia en el Sinaí carecía de un plan ofensivo claro, y las
instrucciones defensivas de Nasser asumían explícitamente que Israel atacaría primero.
El primer
ministro israelí, Menachem Begin, reconoció: «En junio de 1967, volvimos a
tener una opción. La concentración del ejército egipcio en las inmediaciones
del Sinaí no prueba que Nasser estuviera realmente a punto de atacarnos.
Debemos ser honestos con nosotros mismos. Entonces decidimos atacarle.
Yitzhak
Rabin, quien posteriormente se convertiría en primer ministro de Israel,
admitió en 1968: No creo que Nasser quisiera la guerra. Las dos divisiones que
envió al Sinaí no habrían sido suficientes para lanzar una guerra ofensiva. Él
lo sabía y nosotros lo sabíamos. Los israelíes también han reconocido que su
propia retórica de entonces sobre la «amenaza» de «aniquilación» por parte de
los estados árabes era pura propaganda.
El general
Chaim Herzog, comandante general y primer gobernador militar de la Cisjordania
ocupada tras la guerra, admitió: «No había peligro de aniquilación. El cuartel
general israelí nunca creyó en este peligro».
El general
Ezer Weizman afirmó de forma similar: Nunca existió peligro de exterminio. Esta
hipótesis nunca se había considerado en ninguna reunión sería.
El jefe de
Estado Mayor, Haim Bar-Lev, reconoció: No nos amenazaron con genocidio en
vísperas de la Guerra de los Seis Días, y nunca habíamos considerado tal
posibilidad».
El ministro
israelí de Vivienda, Mordechai Bentov, también reconoció que «toda la historia
del peligro de exterminio fue inventada en detalle y exagerada a posteriori
para justificar la anexión de nuevo territorio árabe.
En 1973, en
lo que los israelíes denominan la «Guerra del Yom Kipur», Egipto y Siria
lanzaron una ofensiva sorpresa para recuperar el Sinaí y los Altos del Golán,
respectivamente. Esta acción conjunta se describe popularmente en los relatos
contemporáneos como una «invasión» o un acto de «agresión» contra Israel.
Sin embargo,
como ya se ha señalado, tras la guerra de junio de 1967, el Consejo de
Seguridad de la ONU aprobó la resolución 242, instando a Israel a retirarse de
los territorios ocupados. Israel, se negó a hacerlo y desde entonces ha seguido
violando constantemente el derecho internacional. Durante la guerra de 1973,
Egipto y Siria "invadieron" su propio territorio, hasta ese entonces
ocupado ilegalmente por Israel. Los árabes actuaban en defensa de sus derechos
contra los sionistas quienes se apropiaron ilegal e injustamente de sus
tierras. Mientras los medios de comunicación describían esta guerra como un
acto de agresión árabe presupone implícitamente que la península del Sinaí, los
Altos del Golán, Cisjordania y la Franja de Gaza eran territorio israelí. Esta
falsa demuestra la naturaleza absolutamente prejuiciosa y sesgada de los
comentarios dominantes occidentales sobre el conflicto árabe-israelí. Esta
falsa narrativa encaja con la narrativa general, igualmente falaz, de Israel
como la "víctima" de la intransigencia y la agresión árabes. Esta
narrativa, en gran medida incuestionada en Occidente, invierte la realidad.
Sin embargo,
en la devastadora guerra israelí de 1982 contra el Líbano, esa ofensiva militar
se llevó a cabo sin apenas un pretexto. Esa guerra se libró en respuesta a los
constantes bombardeos del norte de Israel por parte de la OLP, entonces con
sede en el Líbano, lo cierto es que, a pesar de las continuas provocaciones
israelíes, la OLP, con solo algunas excepciones, respetó el alto el fuego
vigente. Es más, en cada uno de esos casos, fue Israel quien primero violó el
alto el fuego. Entre las provocaciones israelíes, a principios de 1982, atacó y
hundió barcos pesqueros libaneses, además de cometer cientos de violaciones de
las aguas territoriales libanesas. Cometió miles de violaciones del espacio
aéreo libanés, pero nunca logró provocar la respuesta de la OLP, que pretendía
servir de casus belli para la planeada invasión del Líbano.
El 9 de mayo,
Israel bombardeó el Líbano, finalmente en respuesta la OLP realizo lanzamientos
de cohetes y artillería contra Israel. Posteriormente, un grupo terrorista
liderado por Abu Nidal intentó asesinar al embajador israelí Shlomo Argov en
Londres. Aunque la propia OLP había estado en guerra con Abu Nidal, quien había
sido condenado a muerte por un tribunal militar de Fatah en 1973, y a pesar de
que Abu Nidal no residía en el Líbano, Israel citó este suceso como pretexto
para bombardear los campos de refugiados de Sabra y Chatila, matando a 200
palestinos. La OLP respondió bombardeando asentamientos en el norte de Israel.
Sin embargo, Israel no logró provocar la respuesta a gran escala que buscaba
utilizar como casus belli para su planeada invasión.
Como otro
ejemplo, tomemos la Operación Plomo Fundido de Israel, del 27 de diciembre de
2008 al 18 de enero de 2009. Antes del ataque israelí contra la población
indefensa de la Franja de Gaza, Israel había firmado un acuerdo de alto el
fuego con la autoridad gobernante, Hamás. Contrariamente, fue Israel, no Hamás,
quien puso fin al alto el fuego. El pretexto para la Operación Plomo Fundido se
describe obligatoriamente en los medios occidentales como los "miles"
de cohetes que Hamás había estado disparando contra Israel antes de la ofensiva,
violando el alto el fuego.
Lo cierto es
que desde el inicio del alto el fuego en junio hasta el 4 de noviembre, Hamás
no disparó ningún cohete, a pesar de las numerosas provocaciones de Israel,
incluyendo la intensificación de las operaciones en Cisjordania y los disparos
de soldados israelíes contra los gazatíes al otro lado de la frontera, lo que
resultó en varios heridos y al menos un muerto. El 4 de noviembre, fue
nuevamente Israel quien violó el alto el fuego, con ataques aéreos y una invasión
terrestre de Gaza que causó más muertes. Hamás finalmente respondió con
lanzamiento de cohetes, y a partir de ese momento el alto el fuego se puso fin
a la práctica, con ataques diarios de represalia de ambos bandos.
A pesar de la
falta de buena fe de Israel, Hamás ofreció renovar el alto el fuego desde su
vencimiento oficial en diciembre. Israel rechazó la oferta, prefiriendo
infligir un castigo colectivo violento a la población de Gaza. Como señaló el
Centro de Inteligencia e Información sobre Terrorismo de Israel, la tregua
"trajo una relativa tranquilidad a la población del Néguev
occidental", con 329 ataques con cohetes y morteros, "la mayoría de
ellos durante el mes y medio posterior al 4 de noviembre", cuando Israel
violó y puso fin a la tregua. Esto contrasta notablemente con los 2278 ataques
con cohetes y morteros en los seis meses previos a la tregua. Hasta el 4 de
noviembre, el centro también observó que "Hamás se cuidó de mantener el
alto el fuego". Si Israel hubiera deseado seguir mitigando la amenaza de
ataques con cohetes de militantes palestinos, simplemente no habría levantado
el alto el fuego, que fue sumamente eficaz para reducir el número de tales
ataques, incluyendo la eliminación de todos los ataques de Hamás. En su lugar,
no habría recurrido a la violencia, lo que previsiblemente resultó en una
amenaza considerablemente mayor de ataques con cohetes y morteros de represalia
por parte de grupos militantes palestinos.
Además,
incluso si Israel pudiera alegar que se habían agotado los medios pacíficos y
que era necesario recurrir a una fuerza militar para actuar en defensa propia y
defender a su población civil en el conflicto israelí-palestino, es evidente
que no ocurrió eso. En cambio, Israel atacó deliberadamente a la población
civil de Gaza con ataques sistemáticos, deliberados, desproporcionados e
indiscriminados contra zonas residenciales, hospitales, escuelas y otros
lugares protegidos por el derecho internacional. Como ha observado el respetado
jurista internacional que dirigió la investigación de las Naciones Unidas sobre
el ataque, Richard Goldstone, los medios por los que Israel llevó a cabo la
Operación Plomo Fundido no fueron coherentes con sus objetivos declarados, sino
que fueron más bien indicativos de un acto deliberado de castigo colectivo
contra la población civil.
Por otro
lado, nos encontramos con el derecho del Mito: Dios entregó la tierra a los
judíos, pero esos territorios están ocupados por los árabes. De hecho, muchos
judíos y cristianos están convencidos que Israel no pueda actuar mal, porque
consideran que sus acciones están respaldadas por la mano de Dios y que sus
políticas son, de hecho, la voluntad de Dios. Creen que Dios entregó la tierra
de Palestina, incluyendo Cisjordania y la Franja de Gaza, al pueblo judío y,
por lo tanto, Israel tiene el "derecho" de arrebatarsela por la
fuerza a los palestinos, quienes, desde esta perspectiva, son los ocupantes
injustos de la tierra. Pero uno puede simplemente recurrir a las páginas de sus
propios libros sagrados para demostrar la falacia de esta u otras creencias
similares. Los cristianos sionistas suelen citar pasajes de la Biblia como el
siguiente para respaldar sus creencias sionistas:
“Y Jehová
dijo a Abram, después que Lot se separó de él: ‘Alza ahora los ojos y mira desde
el lugar donde estás hacia el norte, el sur, el este y el oeste; porque toda la
tierra que ves te la doy a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu
descendencia como el polvo de la tierra; de modo que, si un hombre puede contar
el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá ser contada. Levántate,
recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la doy a ti’” (Génesis
13:14-17).
Entonces
Yahvé se le apareció y le dijo: “No desciendas a Egipto; habita en la tierra
que yo te diré. Habita en ella, y yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti
y a tu descendencia daré todas estas tierras, y cumpliré el juramento que hice
a Abraham tu padre.” (Génesis 26:1-3)
“Y he aquí,
Yahvé estaba en lo alto de ella, y dijo: “Yo soy Yahvé, Dios de Abraham tu
padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a
tu descendencia.” (Génesis 28:13)
Sin embargo,
los cristianos sionistas ignoran convenientemente otros pasajes que
proporcionan un mayor contexto para comprender este pacto, como el siguiente:
“Guardaréis,
pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y los ejecutaréis, para que
la tierra a la que os llevo a morar no os vomite.” (Levítico 20:22)
“Pero si no
me obedecen ni observan todos estos mandamientos… sino que rompen mi pacto…
dejaré la tierra en desolación, y sus enemigos que la habitan se asombraran.
Los
dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada tras ustedes; su tierra
quedará desolada y sus ciudades desoladas… Perecerán entre las naciones, y la tierra
de sus enemigos los devorará.” (Levítico 26:14, 15, 32-33, 28).
“Por lo cual
Yahvé se enfureció con Israel y los apartó de su presencia; no quedó más que la
tribu de Judá… Así que Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, como
está hasta el día de hoy.” (2 Reyes 17:18, 23)
“Y después de
que Israel hizo todas estas cosas, dije: ‘Vuelvan a mí’.
Pero ella no
regresó. Y su pérfida hermana Judá lo vio. Entonces vi que, a pesar de todas
las causas por las cuales la rebelde Israel había cometido adulterio, yo la
había despedido y le había dado carta de divorcio; sin embargo, su pérfida
hermana Judá no temió, sino que también fue y se prostituyó.” (Jeremías 3:7-8)
Sí, en la
Biblia, Yahvé, el Dios de Abraham, Isaac e Israel, les dijo a los hebreos que la
tierra podría ser suya si obedecían sus mandamientos. Sin embargo, como cuenta
la Biblia, los hebreos fueron rebeldes contra Yahvé en todas sus generaciones.
Lo que los
sionistas judíos y cristianos omiten en sus argumentos bíblicos a favor de la
continua ocupación de Israel es que Yahvé también les dijo a los hebreos,
incluyendo a la tribu de Judá (de la cual descienden los judíos), que los
expulsaran de la tierra si rompían el pacto rebelándose contra sus
mandamientos, que es precisamente lo que ocurre en la Biblia.
Por lo tanto,
el argumento teológico a favor del sionismo no solo es un disparate desde un
punto de vista secular, sino también una invención desde una perspectiva
bíblica, lo que representa una continua rebeldía contra Yahvé y su Torá, y las
enseñanzas de Yeshúa el Mesías (Jesús el Cristo) en el Nuevo Testamento.
Desde que
Hamás llegó al poder en las elecciones palestinas de 2006. Sin embargo, el
Hamás realmente ha aceptado durante años la realidad del Estado de Israel y ha
demostrado su disposición a aceptar un Estado palestino en Cisjordania y la
Franja de Gaza junto a Israel, en cambio los principales medios de comunicación
occidentales están prácticamente obligados informando que Hamás rechaza la
solución de dos Estados, e incluso hasta hoy, informando que Hamás rechaza la
solución de dos Estados y que, en cambio, busca “destruir a Israel”.
De hecho, a
principios de 2004, poco antes de ser asesinado por Israel, el fundador de
Hamás, el jeque Ahmed Yassin, afirmó que Hamás podría aceptar un Estado
palestino junto a Israel. Desde entonces, Hamás ha reiterado repetidamente su
disposición a aceptar una solución de dos Estados. A principios de 2005, Hamás
emitió un documento en el que declaraba su objetivo de buscar un Estado
palestino junto a Israel y reconocer las fronteras de 1967.
Por otro
lado, nos encontramos con un Estados Unidos declarando ser un intermediario
honesto y ha buscado la paz en Oriente Medio. Esa retórica es aparte, Estados
Unidos apoya las políticas de Israel, incluyendo su ocupación ilegal y otras
violaciones del derecho internacional humanitario. Apoya las políticas
criminales de Israel financieramente, militarmente y diplomáticamente.
El gobierno
de Obama, por ejemplo, declaró públicamente que se oponía a la política de asentamientos
de Israel y aparentemente "presionó" a Israel para que congelara las
actividades de colonización. Sin embargo, desde el principio, el gobierno
anunció que no recortarían la ayuda financiera ni militar a Israel, incluso si
desafiaba el derecho internacional y continuaba la construcción de
asentamientos. Ese mensaje fue perfectamente comprendido por el gobierno de
Netanyahu en Israel, que continuó con sus políticas de colonización.
Para citar
otro ejemplo claro, tanto la Cámara de Representantes como el Senado de Estados
Unidos aprobaron resoluciones que declaraba abiertamente su apoyo a la
Operación Plomo Fundido de Israel, a pesar del flujo constante de informes que
evidenciaban crímenes de guerra por parte de los israelíes. El día que el Senado
estadounidense aprobó su resolución “reafirmando el firme apoyo de Estados
Unidos a Israel en su lucha contra Hamás” (8 de enero de 2009), el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) emitió una declaración exigiendo que
Israel le permitiera asistir a las víctimas del conflicto, ya que el ejército
israelí había bloqueado el acceso a los palestinos heridos, lo que constituye
un crimen de guerra según el derecho internacional. Ese mismo día, el
secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, emitió una declaración condenando a
Israel por disparar contra un convoy de ayuda humanitaria de la ONU que
transportaba suministros a Gaza y por el asesinato de dos miembros del personal
de la ONU, ambos considerados crímenes de guerra. La labor humanitaria en Gaza
fue dificultosa, debido a los numerosos incidentes en los que su personal,
convoyes e instalaciones, incluyendo clínicas y escuelas, fueron objeto de
ataques israelíes.
Existía un
apoyo financiero de Estados Unidos a Israel superior a los 3.000 millones de
dólares anuales. Cuando Israel libró una guerra para castigar a la indefensa
población civil de Gaza, sus pilotos volaron cazabombarderos F-16 y
helicópteros artillados Apache de fabricación estadounidense, lanzando bombas
de fabricación estadounidense, incluyendo el uso de municiones de fósforo
blanco, en violación del derecho internacional.
El apoyo
diplomático de Estados Unidos a los crímenes israelíes incluye el uso del poder
de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando Israel libraba una guerra
devastadora contra la población civil y la infraestructura del Líbano en el
verano de 2006, Estados Unidos vetó una resolución de alto el fuego.
Mientras
Israel libraba la Operación Plomo Fundido, Estados Unidos retrasó la aprobación
de una resolución que exigía el fin de la violencia y se abstuvo en lugar de
criticar a Israel una vez que finalmente permitió que la resolución se
sometiera a votación.
Cuando el
Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó oficialmente las conclusiones y
recomendaciones de su investigación sobre crímenes de guerra durante la
Operación Plomo Fundido, dirigida por Richard Goldstone, Estados Unidos
respondió anunciando su intención de bloquear cualquier intento de que el
Consejo de Seguridad adoptara de forma similar sus conclusiones y
recomendaciones.
Mediante su
apoyo prácticamente incondicional a Israel, Estados Unidos ha bloqueado
eficazmente cualquier paso para implementar la solución de dos Estados al
conflicto israelí-palestino. El llamado "proceso de paz" ha
consistido durante muchas décadas en el rechazo por parte de Estados Unidos e
Israel de la autodeterminación palestina y el bloqueo de cualquier Estado
palestino viable.
Las
organizaciones de derechos humanos “acusaron” a Israel, de utilizar fósforo
blanco “indebidamente”, para el eufemismo de Isabel Kershner, eso era
“legalmente” (Isabel Kershner es una periodista y autora israelí de origen
británico que comenzó a reportar desde Jerusalén. Su función fue informar sobre
cuestiones israelíes-palestinas, ha sido acusada de conflicto de intereses, ya
que su hijo ha servido en las Fuerzas de Defensa de Israel, y su marido es
empleado del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, quien divulga
información de imagen positiva de Israel, y en el que Kershner a menudo se basa
como fuente. Trabajó como editora para la revista The Jerusalem Report. Público
un libro "La tierra de la esperanza y el miedo: La batalla de Israel por
su alma interior", publicado en 2023).
Acusaron a
Israel de usar municiones de fósforo blanco indebidamente durante la ofensiva
militar israelí de tres semanas contra Hamás y a otros grupos militantes en
Gaza en el invierno de 2008-2009. Dichas municiones no están prohibidas por el
derecho internacional, pero no deben utilizarse en zonas civiles, ya que el fósforo
blanco es altamente inflamable y, al igual que el napalm, puede quemar la
carne. Israel sostuvo que el uso de proyectiles que contienen fósforo y no
violaba el derecho internacional. Practicante, las municiones “no están
prohibidas por el derecho internacional, pero no deben utilizarse en zonas
civiles”, lo que significa que el uso de fósforo blanco en zonas civiles está
prohibido por el derecho internacional. En cambio, Israel sostiene que “no
violó el derecho internacional”.
La pregunta
que uno podría hacerse después de leer esto es preguntarse ¿Utilizó Israel las
municiones en zonas civiles o no? Todos sabemos las respuestas.
Entonces,
¿por qué Isabel Kershner no se molesta en decir a sus lectores que no hay duda
de que Israel, de hecho, utilizó las municiones en zonas civiles? ¿Por qué se
niega a señalar a sus lectores que, al hacerlo, es un hecho incontrovertible
que Israel violó el derecho internacional con el uso de fósforo blanco?
Es bien
sabido que Israel utilizo fósforo blanco en operaciones militares en zonas
densamente pobladas de Gaza”, incluida la ciudad de Gaza. “El fósforo blanco
puede incendiar casas y causar quemaduras terribles al entrar en contacto con
la piel”, Cuando las municiones de fósforo blanco explotan en el aire, esparcen
“116 obleas incandescentes sobre un área de entre 125 y 250 metros de diámetro
causando lesiones y la muerte de civiles”. Las Fuerzas de Defensa de Israel
(FDI) siguieron negando el uso de fósforo blanco y la postura belicista oficial
israelí fue: "Todas las municiones que utiliza Israel se ajustan al
derecho internacional. Pero Israel “no especifica los tipos de municiones ni
los tipos de operaciones que lleva a cabo” y esas municiones de fósforo blanco
M825A1 fueron, por supuesto, suministradas a Israel por Estados Unidos.
La función de
la ONU en la creación del conflicto israelí-palestino
La ONU se
fundó con el objetivo declarado de mantener la paz entre las naciones, pero la
realidad es que no solo ha fracasado sistemáticamente en la prevención de
conflictos internacionales, sino que ha contribuido en gran medida a
provocarlos. Un caso ilustrativo fue su papel en sus primeros años,
contribuyendo a la creación del conflicto israelí-palestino, aún sin resolver.
Según el
preámbulo de la Carta de la ONU, firmada por sus Estados miembros fundadores en
junio de 1945, el objetivo de la organización es “preservar a las generaciones
venideras del flagelo de la guerra” y “establecer condiciones que permitan
mantener la justicia y el respeto de las obligaciones derivadas de los tratados
y otras fuentes del derecho internacional”. El Artículo 1 de la Carta describe
además que los propósitos de la ONU son “mantener la paz y la seguridad
internacionales… de conformidad con los principios de la justicia y el derecho
internacional”. La Carta también reconoce explícitamente “el principio de la
igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos”.
Sin embargo,
casi inmediatamente después de su fundación, la ONU contribuyó a exacerbar la
situación en Palestina al actuar en contra de sus propios principios
declarados. Tras la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña, designada potencia
ocupante bajo el Mandato Palestino de la Sociedad de Naciones, procedió a
implementar políticas que contribuyeron a intensificar las hostilidades entre
las comunidades árabes nativas y las judías inmigrantes. Después de la Segunda
Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones fue reemplazada por la ONU, que asumió
la autoridad sobre los Mandatos de la Sociedad. Gran Bretaña, incapaz de
conciliar sus promesas contradictorias con las comunidades árabe y judía, buscó
salir de la situación que había contribuido a crear solicitando que la ONU
abordará la cuestión de Palestina. Así, en mayo de 1947, la Asamblea General de
la ONU consideró y adoptó una resolución que establecía el Comité Especial de
la ONU para Palestina (UNSCOP) para investigar y formular recomendaciones.
En ese
momento, la ONU estaba compuesta por 55 miembros, entre ellos Egipto, Irak,
Líbano y Siria. Palestina seguía siendo el único de los antiguos territorios
bajo mandato cuya independencia no fue reconocida. Sin embargo, no se
incluyeron representantes de ningún país árabe en la UNSCOP, cuyos miembros
incluían a Australia, Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, India, Irán, Países
Bajos, Perú, Suecia, Uruguay y Yugoslavia.
Egipto, Irak,
Siria, Líbano y Arabia Saudita solicitaron la terminación del Mandato británico
y el reconocimiento de la independencia de Palestina, pero esta moción fue
rechazada. La población de Palestina a finales de 1946 era de aproximadamente
1.846.000 habitantes, de los cuales más de dos tercios eran árabes y un tercio
judíos. Si bien el crecimiento de la población árabe no se debió al crecimiento
natural, sino que ese crecimiento de la población judía se debió principalmente
a la inmigración masiva proveniente de occidente, apoyada por la política
británica. Los árabes constituían la mayoría y poseían más tierras que los
judíos en todos los distritos de Palestina.
A pesar de
estos hechos, la recomendación mayoritaria de la UNSCOP fue que Palestina se
dividiera en dos estados, y que la mayoría de los árabes cedieron territorio a
los judíos para su propio estado. Según la propuesta, el 45 % del territorio
sería para el estado árabe, en comparación con el 55 % para el estado judío. La
UNSCOP rechazó explícitamente el derecho de los árabes palestinos a la
autodeterminación, afirmando que este principio no se aplicaba a Palestina,
obviamente debido a la intención de posibilitar la creación del Hogar Nacional
Judío allí. Los representantes árabes habían propuesto una Palestina unitaria
con una constitución democrática que garantizara plenos derechos civiles y
religiosos para todos los ciudadanos y una asamblea legislativa electa que
incluyera representantes judíos. La UNSCOP descartó esta propuesta como una
postura extrema.
Sin embargo,
el 29 de noviembre de 1947, por 33 votos a favor, 13 en contra y 10
abstenciones, la Asamblea General adoptó la Resolución 181, que recomendaba la
implementación del plan mayoritario de la UNSCOP. La resolución, no vinculante,
fue remitida al Consejo de Seguridad, donde no prosperó. Es importante destacar
que, contrariamente a la creencia popular, la ONU no creó a Israel ni otorgó a
los líderes sionistas autoridad legal alguna para su declaración unilateral del
14 de mayo de 1948 sobre la existencia del Estado de Israel. De hecho, el
embajador de Estados Unidos ante la ONU, Warren Austin, observó que la única
manera de implementar el plan de la UNSCOP sería mediante el uso de la fuerza,
y que el Consejo de Seguridad no tenía tal autoridad para imponer la partición
de Palestina.
La
expectativa del conflicto israelí-palestino de la terminación del mandato y la
retirada británica de Palestina “resultaría, a la luz de la información
disponible, en caos, intensos combates y una gran pérdida de vidas en
Palestina”. Por otro lado, Austin argumentó que la ONU sí tenía autoridad para
tomar medidas, incluido el uso de la fuerza, para prevenir un desenlace tan
violento.
El Consejo
“puede tomar medidas para prevenir una amenaza a la paz y la seguridad
internacionales desde el interior de Palestina”, declaró, así como “para
prevenir la agresión contra Palestina desde el exterior”. Instó al Consejo:
“Las Naciones Unidas no pueden permitir tal resultado. La pérdida de vidas en
Tierra Santa debe cesar de inmediato. El mantenimiento de la paz internacional
está en juego”
Sin embargo,
la ONU no hizo nada mientras el liderazgo sionista, bajo el liderazgo de David
Ben-Gurión, implementa una campaña de limpieza étnica, siendo la expulsión de
la población árabe un requisito previo para la creación de un “Estado judío”
demográficamente. Como escribió Ilan Pappe en su innovador libro, La limpieza
étnica de Palestina (disponible en el Club de Lectura AET), «agentes de la ONU y
funcionarios británicos observaban con indiferencia» mientras las fuerzas
sionistas atacaron sistemáticamente los principales centros urbanos de
Palestina. De igual manera, a finales de abril, «los representantes
estadounidenses sobre el terreno ya eran plenamente conscientes de las
expulsiones que se estaban llevando a cabo».
Para cuando
la ocupación británica llegó a su fin oficialmente el 14 de mayo de 1948, un
cuarto de millón de palestinos ya habían sido expulsados de sus hogares por las
fuerzas militares judías. Ese mismo día, el liderazgo sionista emitió su
declaración unilateral sobre la existencia de Israel, que citó falsamente la
Resolución 181 de la Asamblea General de la ONU como la que otorgaba autoridad
legal para el establecimiento de su "Estado judío".
Como se
predijo, la guerra estalló cuando los estados árabes vecinos intentaron
preparar una respuesta militar contra la invasión israelí de sus territorios.
Al final, las fuerzas árabes solo lograron mantener el control de las zonas
conocidas como Cisjordania (al oeste del río Jordán) y la pequeña Franja de
Gaza. Tres cuartos de millón de árabes habían sido sometidos a una limpieza
étnica de Palestina para cuando se firmó el acuerdo de armisticio. Se firmaron
en 1949. Para los israelíes, esta fue una "Guerra de Independencia",
pero los palestinos la llaman la "Nakba", su "catástrofe".
En noviembre
de 1948, Israel solicitó su ingreso a la ONU, declarando que "acepta sin
reservas las obligaciones de la Carta de las Naciones Unidas y se compromete a
cumplirlas". Al mes siguiente, la Asamblea General aprobó la Resolución
194, que reconocía el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus
hogares, de los cuales habían sido sometidos a una limpieza étnica. Israel
rechazó la resolución y se negó a permitir el regreso de los refugiados. No
obstante, en marzo de 1949, el Consejo de Seguridad de la ONU procedió a
legitimar la declaración unilateral sionista de independencia y limpieza étnica
de Palestina, al declarar, al estilo orwelliano, que «Israel es un Estado
amante de la paz… dispuesto a cumplir las obligaciones contenidas en la Carta»
y recomendar a la Asamblea General que Israel fuera admitido como miembro de la
ONU.
En abril de
1949, la Comisión emitió un informe en el que declaraba que «no tenía ninguna
dificultad en reconocer la verdad» de que «Israel no solo no había aceptado el
principio de repatriación de refugiados, sino que se había esforzado por crear
una situación de facto que dificultaría e incluso imposibilitan la aplicación
práctica de dicho principio». Cuando la Asamblea General debatió la solicitud
de adhesión de Israel al mes siguiente, el representante del Líbano, Charles
Habib Malik, observó que admitir a Israel como miembro, al tiempo que rechazaba
el principio de la repatriación de los refugiados árabes, equivaldría a
condenar virtualmente a un millón de árabes al exilio permanente, lo que, según
predijo, daría lugar a graves disturbios políticos, sociales, económicos y
espirituales en el Cercano Oriente y en todo el mundo durante las generaciones
venideras.
Admitir a
Israel, continuó, sería una "recompensa" por su desafío a los deseos
de la Asamblea y significaría la perpetuación de la situación de los refugiados
árabes sin hogar. Además, Israel no había declarado sus propias fronteras y
ahora controlaba territorios mucho más allá de los previstos en el plan de
partición del Estado judío y no tenía intención de cederlos. Por lo tanto,
admitir a Israel equivaldría a otorgarle un cheque en blanco para que trazara
sus fronteras donde quisiera.
"En
efecto", argumentó Malik, "significaba condonar, mediante un acto
solemne de las Naciones Unidas, el derecho de conquista" y "sería
perjudicial para las negociaciones sobre la demarcación de fronteras que se
encuentran actualmente en curso". Sin embargo, por 37 votos a favor, 12 en
contra y 9 abstenciones, la Asamblea General, el 11 de mayo de 1949, adoptó la
Resolución 273, decidiendo, a pesar de toda la evidencia en contra, “que Israel
es un Estado amante de la paz que acepta las obligaciones contenidas en la
Carta” y admitiendo a Israel como miembro de las Naciones Unidas.
Si bien es
imposible saber cómo se habría desarrollado la historia de otra manera si la
ONU no hubiera desempeñado el papel que desempeñó, y debería reconocer su error
que el conflicto que aún hoy se libra entre israelíes y palestinos es, en gran
medida, consecuencia de las decisiones y acciones tomadas por los Estados
miembros de las Naciones Unidas que contradecían los principios que la
organización supuestamente se fundó para defender.
Desde hace
décadas existe el mal llamado "proceso de paz" liderado por Estados
Unidos —el proceso mediante el cual Estados Unidos e Israel bloquean la
implementación de la solución de dos Estados— a pesar de que Israel se niega a
mostrar siquiera un mínimo de buena fe. Mahmoud Abbas planteó la idea de
aceptar una solución de dos Estados que establecía que Palestina existiría
dentro de las fronteras de 1967, con capital en Jerusalén Oriental. Incluso
aceptó regresar a las conversaciones "sin condiciones previas", es
decir, mientras la colonización ilegal israelí de Cisjordania y Jerusalén
Oriental continúe sin cesar. Pero su traición fue mucho más allá. También
expresó su disposición a renunciar a la soberanía nacional palestina y su derecho
a la legítima defensa al aceptar la exigencia israelí de que el Estado de
Palestina sea "desmilitarizado". Abbas ha intentado justificar esta
decisión argumentando que «no necesitamos aviones ni misiles». Pero la cuestión
no es si es necesario o no contar con los medios para defender el Estado de
Palestina. Puede que sea necesario o no, en la práctica, pero al acceder a la
exigencia de Israel de un Estado Palestino «desmilitarizado», Abbas se rinde,
por principio, a que Palestina pueda tener...Medios para ejercer su derecho a
la legítima defensa si alguna vez fuera necesario, como si Israel hiciera lo
que suele hacer y lanzara ataques aéreos o invasiones terrestres contra el
Estado de Palestina.
¿Por qué
Abbas hace concesiones tan enormes a Israel?
La respuesta
es que la Autoridad Palestina, creada en el marco del llamado "proceso de
paz", actúa como fuerza de seguridad subsidiaria de Israel. Burócratas
como Abbas se benefician de este sistema, ya que tienen trabajo y salarios, y
no quieren arriesgarse a alterar el statu quo si eso significa perder sus vidas
relativamente cómodas. La Autoridad Palestina no quiere arriesgarse a perder la
financiación que recibe de Estados Unidos por desobedecer las órdenes de
Washington. Se contenta con hacer pactos con el diablo mientras mantiene la
ilusión de que este camino, de alguna manera, conducirá al cielo. Esta
dependencia del gobierno palestino de la misma nación, la principal responsable
de apoyar los crímenes de Israel contra el pueblo palestino, y
El argumento
de Estados Unidos para bloquear la implementación de la solución de dos Estados
es perverso. La razón por la que Estados Unidos e Israel consideran a Abbas un
"socio para la paz" es precisamente porque está ampliamente dispuesto
a acatar las órdenes de Washington y Tel Aviv. Si no estuviera dispuesto a
hacerlo, por definición no sería un "socio para la paz" en su léxico.
Los palestinos deben tener un liderazgo que Estados Unidos e Israel no
consideren un "socio" en sus esfuerzos por bloquear la implementación
de la solución de dos Estados si desean verla alguna vez hecha realidad.
Los
palestinos tienen opciones. Desde que obtuvieron la condición de Estado
observador no miembro en la Asamblea General, ahora tienen la posibilidad de
recurrir a la Corte Penal Internacional y a la Corte Internacional de Justicia.
Tienen la opción de presentar denuncias contra las violaciones del derecho
internacional por parte de Israel que perjudican sus derechos, como su régimen
de ocupación y la colonización ilegal. Israel ha amenazado con retener los
impuestos que recauda en nombre de la Autoridad Palestina en las zonas de
Cisjordania bajo su control, y Estados Unidos ha amenazado con cortar la ayuda
si los palestinos continúan con esta acción. Sin embargo, esto también supone
un dilema para Israel y Estados Unidos, ya que un colapso de la Autoridad
Palestina tampoco beneficiaría a Israel.
Los líderes
palestinos no ganarán nada negociando con el gobierno del país que ocupa sus
tierras, roba o destruye sus recursos y coloniza su suelo. El único resultado
posible de participar en la farsa conocida como "proceso de paz" será
una mayor pérdida de los derechos internacionalmente reconocidos de los
palestinos. Que los palestinos renuncien a sus derechos es una condición previa
explícita impuesta por Israel a cualquier acuerdo que se alcance mediante
conversaciones. Entonces, ¿qué sentido tiene hablar? Los líderes palestinos
deberían poner fin de inmediato a las conversaciones y dejar claro que no tiene
sentido negociar a menos que Israel cese su colonización ilegal y se retire de
la Palestina ocupada. Deberían insistir en que cualquier conversación se base
en la igualdad de derechos de ambas partes, en lugar de aceptar el marco del
"proceso de paz" que excluye cualquier disposición del derecho
internacional al respecto, en el que cualquier acuerdo que se alcance no se
centre en lo que Israel tiene derecho a recibir según la ley, sino en lo que
Israel desea que contravenga la ley. Los líderes también deberían presentar de
inmediato demandas ante la CPI contra Israel por sus crímenes contra los
palestinos, incluido el continuo castigo colectivo a la población civil de
Gaza, y contra Estados Unidos por su complicidad en dichos crímenes y su apoyo
financiero, militar y diplomático; así como solicitar a la Asamblea General que
remita el asunto a la CIJ.
La única
manera de hacer insostenible la ocupación israelí es que los líderes de la
Autoridad Palestina dejen de consentir su mantenimiento. Simplemente optar por
no acatar las órdenes de Washington de mantener el statu quo y continuar
complacientemente con la farsa del mal llamado "proceso de paz",
abandonarlo y utilizar los mecanismos legales a su disposición para poner fin
al apoyo de Estados Unidos a las políticas criminales de Israel, haciendo
políticamente inviable su continuación, es el único camino a seguir.
Si los
actuales líderes palestinos no lo hacen, el pueblo palestino debe librarse del
régimen de Abbas, y quizás librarse por completo de la Autoridad Palestina, y
encaminarse hacia el fin de las injusticias perpetuas que se han cometido y se
siguen cometiendo contra él. El conflicto entre Israel y Palestina
Si Estados
Unidos responde cortando la financiación a los palestinos, que el mundo vea
esta "ayuda" como lo que realmente es: pagos de sobornos destinados a
mantener a los líderes de la Autoridad Palestina dependientes y, por lo tanto,
obedientes a las mismas naciones que los oprimen, es decir, Israel y Estados
Unidos.
Cohen primero
expresa su apoyo a la solución de dos Estados y su postura de que Israel debe
poner fin a su ocupación del territorio palestino, describiendo como un
"factor positivo" que, cuando las empresas extranjeras dejan de hacer
negocios con empresas israelíes que operan en los asentamientos ilegales de
Israel, "envían una poderosa señal a Israel para que abandone
Cisjordania".
Pero luego
afirma que tales acontecimientos lo inquietan porque no confía en el movimiento
BDS (boicot, desinversión y sanciones), alegando que tiene una "agenda
oculta". ¿Por qué? Pues bien, el objetivo declarado del movimiento es
poner fin a la ocupación, garantizar la plena igualdad para los ciudadanos
árabe-palestinos de Israel y luchar por el derecho al retorno de todos los
refugiados palestinos. Entonces, ¿qué hay de malo en todo esto? El problema del
conflicto entre Israel y Palestina, para Cohen radica en que, para los
ciudadanos árabes de Israel, al recibir un trato igualitario y que los
palestinos sometidos a una limpieza étnica en Palestina regresaran a sus
hogares, significaría el fin de Israel como Estado judío (Jacob Cohen es
miembro de la comunidad judía, es un militante antisionista.
Jacob Cohen
rechaza explícitamente el derecho de los palestinos a regresar a sus hogares,
de los cuales fueron depurados éticamente para que Israel pudiera establecerse
como un "Estado judío" demográficamente. Niega que tengan tal
derecho, afirmando que se trata de una mera "reclamación" y que, en
cambio, los refugiados palestinos deberían ser compensados. No está claro si
Cohen cree que tienen derecho a ser compensados por haber sido expulsados de
sus hogares y por la confiscación de sus propiedades, o si simplemente piensa
que sería una buena acción. Pero lo cierto es que el derecho de los refugiados
a regresar a sus hogares es internacionalmente reconocido. La Resolución 194 de
la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 11 de diciembre de 1948, invocó
este principio reconocido de derecho internacional al resolver que “a los
refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos se
les debe permitir hacerlo lo antes posible, y que se debe pagar una
indemnización por los bienes de quienes decidan no regresar, así como por la
pérdida o los daños a los bienes que, en virtud de los principios de derecho
internacional o de equidad, deban ser reparados por los gobiernos o las
autoridades responsables”.
Cabe destacar
que Cohen no afirma que los palestinos que decidan no regresar a sus hogares
debían ser compensados. Afirma que los refugiados deben ser compensados y no se
les debe permitir regresar. En opinión de Cohen, esta no es una decisión que
les corresponde a los refugiados. Y rechaza explícitamente este derecho de los
palestinos argumentando que Israel debe seguir siendo un "Estado
judío". En otras palabras, presenta un argumento estrictamente racista
para rechazar el derecho individual de los palestinos al retorno.
Para 1948, el
derecho al retorno de los refugiados ya estaba reconocido como derecho
internacional consuetudinario. El representante de Estados Unidos ante la ONU reconoció
que la Resolución 194 no creaba un nuevo derecho, sino que "respalda un
principio generalmente reconocido y proporcionaba un medio para implementar ese
principio". Cabe mencionar que la admisión de Israel en la ONU como Estado
miembro estaba condicionada a la implementación de la Resolución 194. El
derecho de los refugiados a regresar a su hogar fue reconocido en el Reglamento
de La Haya, anexo a la Convención de La Haya de 1907 relativa a las Leyes de la
Guerra Terrestre, y nuevamente en el IV Convenio de Ginebra de 1949 relativo a
la Protección debida a las Personas Civiles en Tiempo de Guerra. El Reglamento
de La Haya y los Convenios de Ginebra también prohibieron las expulsiones
forzosas. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada el 10 de
diciembre de 1948, reconoció que «Toda persona tiene derecho a salir de
cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país». El Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos afirmó posteriormente que «Nadie
será arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país». Cohen
concluye promocionando a Israel como "una democracia" y afirmando que
todos los ciudadanos israelíes "deberían gozar de igualdad" y
"permitirse identificarse como israelíes si así lo desean, en lugar de como
judíos, árabes o drusos, es decir, como ciudadanos indiferenciados". Esto
es, por supuesto, totalmente incompatible con su rechazo a los derechos de los
palestinos y su insistencia en que Israel debe seguir siendo un "Estado
judío", lo que ilustra una disonancia cognitiva extrema.
Lo que Cohen
está diciendo, en realidad, al declarar su rechazo al derecho al retorno por el
argumento racista de que amenazaría la existencia de Israel como "Estado
judío", es que la limpieza étnica mediante la cual surgió este
"Estado judío" fue legítima. Después de todo, este es el propósito de
la exigencia de Israel de que los palestinos reconozcan a Israel explícitamente
como un "Estado judío". Si bien expresa su oposición a la ocupación y
profiere retórica sobre democracia e igualdad, lo que Roger Cohen está haciendo
en realidad es aliarse con Israel en su esfuerzo por oprimir y coaccionar a los
palestinos para que renuncien a sus derechos internacionalmente reconocidos. Es
sumamente ilustrativo que una justificación tan abiertamente racista para
hacerlo se considere en los principales medios de comunicación estadounidenses
como perfectamente aceptable, sin provocar la menor controversia. Como simple
experimento mental, uno podría imaginar cuál sería la reacción si un columnista
argumentará, por ejemplo, en contra del derecho de los refugiados judíos a
regresar a sus hogares en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial,
argumentando que podría amenazar la existencia de Alemania como una
"nación aria". Después de todo, Pero Cohen simplemente cumple con su
deber como sumo sacerdote de la religión del Estado. Siguiendo la función
habitual de los grandes medios de comunicación, se dedica diligentemente a
generar consenso para la política exterior estadounidense, lo que incluye
respaldar la postura de Israel y presionar a los palestinos para que reconozcan
a Israel como un "Estado judío". Es decir, el gobierno estadounidense
ha adoptado una política explícitamente racista. Pero eso no lo leerán en el
New York Times ni en otros grandes medios estadounidenses.
En una lucha por su Estado Palestino y una rebelión
justificada
Durante
décadas, los israelíes y judíos de todo el mundo disfrutaban con orgulloso
resplandor de la victoria sobre Medio Oriente. Logrando finalmente poseer los lugares
más sagrados de la historia judía, sino también las fuerzas de Israel
mantuvieron todo el control sobre los terrenos estratégicos de los Altos del
Golán, Cisjordania y la península del Sinaí. Por primera vez en el mundo
moderno, los árabes fueron conquistados a través de la guerra psicológica, el
miedo y bajo un falso terrorismo encubierto dirigida por la CIA, mientras el
pueblo judío se mantenía seguro en las tierras más antiguas y santásticas.
Pero la
población árabe siempre fue rebelde e inquieta en Cisjordania y otros
"territorios". A diferencia de las poblaciones cautivas palestinos
eran libres de irse, sin embargo, en realidad eligieron permanecer unidos a los
árabes y obligados a una vida bajo las condiciones de un sistema de segregación
racial y discriminación (apartheid) bajo el dominio israelí.
En la guerra
árabe-israelí de 1973, Egipto y Siria querían recuperar el Sinaí y los Altos
del Golán, que había sido invadido por las fuerzas israelíes. Las fuerzas árabes
fueron retenidas el tiempo suficiente para que los israelíes se movilizaran,
neutralizando efectivamente a la fuerza aérea siria mientras rodeaban a los
ejércitos egipcios. De hecho, ese triunfo fue gracias el apoyo de la
administración Nixon.
Pero en menos
de cinco años después de este triunfo, Israel ya estaba controlando la vasta
región del Sinaí, un punto estratégico de las reservas de petróleo tan
cruciales para la independencia económica israelí.
En otros
cinco años después, las fuerzas israelíes tuvieron que enfrentarse con en Líbano,
y que operaba bajo la bandera de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP), considerandos bajo la narrativa terrorista. La Organización
para la Liberación de Palestina (OLP), no eran terroristas, ellos luchaban por
el derecho de sus tierras que le fueron usurpados. Israel poseía muchos agentes
infiltrados y por eso cada vez lograba más victorias.
Pero luego
sucedieron los levantamientos llamadas la “Intifada”, eran las rebeliones de
los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza contra Israel. Se trataba de
actos propios de resistencia frente al invasor israelí y que están justificados
de acuerdo al derecho internacional. Estos alzamientos se encuentran entre los
aspectos que más han influido en el desarrollo del conflicto árabe-israelí en
las últimas décadas.
Esas
sangrientas insurrecciones la “Intifada” comenzó por las injustos forma como
los israelitas sometían aterrorizando a las poblaciones árabes de Gaza y
Cisjordania, asesinando a maridos y padres, incluso víctimas con crueles torturas
de los indefensos árabes palestinos. Ante esta situación de sometimiento y
maltrato israelí, surgieron los grupos operados por el Partido Comunista
Palestino (PCP), el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (DFLP),
y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (PFLP).
En la segunda
“Intifada” dejó más de 5000 palestinos (en su mayoría civiles) y más de 1000
israelíes muertos (en su mayoría civiles). Además, la victoria de Israel
significó el aislamiento definitivo de la Franja de Gaza bajo una estructura de
sometimiento apartheid.
En tercera
“Intifada” ocurrió el viernes 8 de diciembre de 2017, debido al reconocimiento
de Jerusalén como capital de Israel por los Estados Unidos. El líder del Hamás
pidió al pueblo palestino en participará en una tercera Intifada denominado
«Viernes de Furia», esas insurrecciones fueron provocadas por la decisión del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como
capital del Estado de Israel. Esa decisión fue un acto injusto y fue duramente
criticada por los gobiernos árabes y países occidentales que, reconocían que
Jerusalén debería ser una capital compartida por un futuro Estado de Palestina.
La administración Trump, en vez de incentivar el diálogo entre las dos partes,
lo único que logró es generar más ola de violencia en Medio Oriente y terminó
derribando todos los esfuerzos de gobiernos anteriores estadounidense que
buscaban una solución del conflicto.
Entonces nos
encontramos mediatamente con una Israel que ha logrado asombrosamente una paz
victoriosa y desastre ignominioso, dejando a una sociedad palestina en la
subyugación y desastre económico. Como consecuencia, Oriente Medio se
transformó en una región de guerras, de la insurrección y el terrorismo, que
son ahora realidades causadas por Israel en camino de recuperar sus tierras que
su Dios le concedió por herencia. Mientras los medios de comunicación
occidentales tergiversaron las situaciones transmitiendo siempre informaciones
de la aniquilación del Estado de Israel por parte de los (mal llamados)
terrorista y que, realmente ellos luchan por sus territorios y su libertad.
Mientras los partidos políticos de Israel y Netanyahu llevando a cabo
activamente el suicidio sobre escuelas y hospitales, supuestamente centros que esconden
terrorismo.
Desde un
principio ha existido las oportunidades de un proceso de “acuerdo de proceso de
paz”, pero ese proceso de "paz” es negado por el gobierno israelí por
negarse a reconocer la independencia del Estado Palestino y está presentando un
peligro genuino y creciente para las vidas de todos los palestinos que se
niegan a marcharse de sus tierras. Los judíos están "jugando a
regañadientes" sólo fuera de una creencia desmoralizada de que la opinión
mundial se ha convertido en una fuerza abrumadora e imparable para la rendición
de la tierra.
Sin embargo,
la población estadounidense judía se opone completamente al proceso de
"paz". Ellos consideran que las fuerzas del mal están librando la
guerra contra Israel.
Así que nos
enfrentamos a un escenario increíble: nadie en el mundo apoya la rendición
israelí, sin embargo, todo el mundo se siente obligado emocionalmente en
compasión por toda la experiencia que soportaron los palestinos de tantas
víctimas inocentes y entre ellas se perdieron generaciones de muchos niños.
Pero nadie hace nada, esto se terminaría si se reconociese el Estado de
Palestina.
Entonces, nos
encontramos con un fantasma llevando al mundo entero al borde de una guerra no
deseada, y todo el mundo se siente indefenso para detenerla.
La pura
locura de esta situación revela claramente un hecho. Que tal confusión y
parálisis de masas sólo pueden resultar de los esfuerzos concertados pero
ocultos de una red de los gobiernos estadounidense e Israelí, junto con los
medios de comunicación y muchas otras instituciones clave, actuando en contra
de los deseos de las poblaciones del mundo sólo porque agentes de esta red se
han infiltrado en los rangos más altos de la autoridad.
Entonces,
¿quién es este misterioso enemigo de Palestina? O ¿quién tiene hambre de la
destrucción del pueblo Palestina?
Mientras
tanto, el mundo se está cayendo en el caos, confundido y asustado por la red de
mentiras más grande y atrevida de la historia.
Yemen, con su
poder en aumento en el Medio Oriente está intimidando a Israel.
¿Sería un
fracaso total cualquier intento de las fuerzas de la oposición de derrocar al
gobierno israelí? Los judíos siempre han controlado cualquier movimiento en su
contra, cualquier movimiento de este tipo seria aplastado completamente con espías
y agentes infiltrados en las naciones que rodean a Israel.
De alguna
manera, ellos relativamente han logrado sembrar confusión y desesperación entre
los palestinos. El desmantelamiento de la gran Palestina fue el producto de la
guerra psicológica y de la conquista militar. Incluso llego hasta la situación
que ningún enemigo tenía la fuerza para destruir físicamente al pueblo judío,
hasta que ocurrió el ataque de Hamás contra Israel (7 oct 2023). A partir de
allí se vio que el poder de Israel no era invulnerable, ante este hecho las
fuerzas israelíes con el apoyo de la fuerza aérea estadounidense inicio una
serie de ataques preventivos contra Palestino, el Líbano, Irak, Siria y luego
contra Irán. Pero los medios de
comunicación occidentales tergiversaron las situaciones transmitiendo siempre
informaciones acusando que esas naciones terroristas iniciaron siempre primer
ataque contra el Estado de Israel.
Pero, Irán no
intento intensificar la guerra con Israel, pero los israelíes comenzaron una
serie de asesinatos de líderes iraníes sobre territorio iraní y ataques aéreos.
Hasta que se
produjo una Tercera Guerra Mundial, llamadas de la "Guerra de los 12
Días", lo cual no impide que cada uno de sus actores principales Israel,
Estados Unidos afirmar haberla ganado.
Sobre todo,
existe una interrogante sobre ciertos elementos fundamentales no permiten
determinar con claridad porque Washington deliberadamente mando sus bombarderos
para atacar a Irán o creyó tener que hacerlo para evitar lo peor...
Esto se
parece a una repetición de un conflicto que sucedió sobre Irak (2003) a partir
de los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, que ya habían inventado la
falacia sobre las supuestas armas de destrucción masiva del presidente iraquí
Sadam Husein, convirtieron aquel cuento en una historia sobre armas de
destrucción masiva iraníes. Washington y Londres lograron entonces que el
Consejo de Seguridad de la ONU adoptara las resoluciones 1737 (del 23 de
diciembre de 2006) y 1747 (del 24 de marzo de 2007) que iniciaban la
preparación de una guerra contra Irán.
Desde un
principio del conflicto surgió cuando el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad
(como el sexto presidente de Irán desde 2005 hasta 2013) , quien inició un gran
programa de investigación sobre la fusión nuclear, un proyecto que podría ser
de utilidad tanto en el ámbito civil como en el plano militar.
Con el apoyo
de una mayoría de Estados miembros de la ONU, el presidente Ahmadineyad desde un
principio rechazó, que el Consejo de Seguridad exigiese que Irán renunciara a
su derecho de investigar en el campo de la energía nuclear sólo para
"restaurar la confianza" de otros países hacia la República Islámica
(resolución 1696 del 31 de julio de 2006). Pero Irán, vivió el derrocamiento de
Mohammad Mossadeg - el primer ministro que había tratado de nacionalizar el
petróleo - no podía dejar de oponerse a aquel intento occidental de apoderarse
de su fuente inagotable el petróleo. La polémica empeoró cuando el Consejo de
Seguridad adoptó la resolución 1929 (el 9 de junio de 2010), en contra de la
opinión - favorable a Irán - de la mayoría de la Asamblea General de la ONU.
Los sionistas
israelíes confundieron con su discurso que era una amenaza para la región y
tardaron en apoderarse del cuento del, "programa nuclear militar de los
ayatolas". Y quienes a través de décadas han logrado infiltrándose en el
Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a pesar de que Israel no
es miembro de esa estructura, y ejercer su influencia sobre su director, el
argentino Rafael Grossi.
La base del contexto bíblico
En el
contexto bíblico, las tribus de Israel no podían mezclarse principalmente para
preservar la herencia de cada tribu y evitar la pérdida de tierras. Esta
restricción establece que las herencias no debían pasar de una tribu a otra.
Además, se buscaba evitar la influencia de otras culturas y religiones,
especialmente a través de matrimonios mixtos. Prohibía los matrimonios con
personas de otras culturas para preservar sus costumbres y tradiciones, para no
caer en falsa idolatría y la desviación de la fe en el único Dios verdadero.
En resumen,
la prohibición de mezclar las tribus de Israel tenía como objetivo principal
proteger la herencia y la identidad de cada tribu, evitando la pérdida de
tierras y la influencia de otras culturas y religiones, especialmente a través
de matrimonios mixtos.
¿Por qué
mandó Dios a los israelitas que solo se casaran entre ellos?
Jehová le
entregó la Ley al pueblo de Israel que incluía el mandato: “No debes formar
ninguna alianza matrimonial con [las naciones vecinas]. No debes dar tu hija al
hijo de él, ni debes tomar su hija para tu hijo”.
¿Qué motivó
esta prohibición?
Jehová no
quería que Israel adorasen a dioses falsos. Dios advirtió que, si los israelitas
se casaban con no creyentes, ellos se apartaría de él y servirían a otros
dioses. Si ellos no cumplían sus leyes serían presa fácil de sus enemigos.
Se menciona
la división del reino de Israel en dos debido a la idolatría de Salomón y la
influencia de sus esposas extranjeras.
Dios había
advertido a Salomón acerca de esto en la dedicación del templo: “Andarás
delante de mí, con integridad de corazón y rectitud, haciendo conforme a todo
lo que te he mandado, y guardando mis estatutos y mis reglas, entonces
estableceré tu trono real sobre Israel para siempre. Pero si os aportáis de
seguirme y no guardéis mis mandamientos y mis estatutos que os he puesto
delante de vosotros, sino que vayan y sirvan a otros dioses y los adore,
entonces cortaré a Israel de la tierra que les he dado, y la casa que he
consagrado para mi nombre... y se
convertirá en un montón de ruinas”.
Al rey
Salomón, se le dio el don de la sabiduría. Pero, hizo oídos sordos a la
advertencia divina. El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras, de las
cuales Jehová había dicho al pueblo de Israel: No entrarás en matrimonio con
ellas, ni ellos contigo, porque ciertamente llevarán su corazón hacia sus dioses.
Salomón se aferró enamorándose de mujeres extranjeras. Esas esposas le
apartaron su corazón de su Dios. Cuando Salomón era viejo, sus mujeres se
apartaron de su DIOS en pos de otros dioses, su corazón no era totalmente fiel
al Señor su Dios, como era el corazón de David su padre. Y Salomón hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, y no siguió totalmente al Señor, como David su padre
había hecho. Entonces, llegó un momento que Salomón edificó altares con la
idolatría de otros dioses e inclusive en Jerusalén y eso fue abominación para
Jehová su Dios. Y también todas sus
esposas extranjeras comenzaron a inclinar sus corazones a otros dioses y a
realizar ofrendas y sacrificios. De modo que Jehová su Dios se enojó con Salomón,
porque su corazón se había apartado de él. Ese mismo Dios de Israel, que se le
había aparecido dos veces y le había ordenado que deje eso y no fuera tras
dioses ajenos. Pero no guardó lo que el Señor le había mandado. Por tanto,
Jehová dijo a Salomón: De aquí esta ha sido tu práctica, y no has guardado mi
pacto y mis estatutos que te he mandado: Ciertamente te arrancaré el reino y se
lo daré a tu siervo. Mas por amor de David tu padre no lo haré en tus días,
sino que lo arrancaré de mano de tu hijo.
Sin embargo, no arrancaré todo el reino, sino que daré una tribu a tu
hijo, por amor de David mi siervo y por amor de Jerusalén que he escogido. Y
levantó Jehová un adversario contra Salomón, Adad el Edomita.
Entonces,
vemos la caída de Salomón. "Entre las muchas naciones no había rey como
[Solomon]. Fue amado por su Dios, y Dios lo hizo rey sobre todo Israel, pero
aun fue llevado al pecado por mujeres extranjeras". Y que esta ambición lo
llevó a aliarse con las naciones que le rodeaban a través de matrimonios.
Salomón perdió el favor de su Dios y, por culpa de su desobediencia, el reino
se dividió.
¿Cuál fue el resultado?
Con el tiempo
todas las consecuencias que les sucedió a los israelitas fue porque habían
pecado contra su Dios, quien les había sacado de la tierra de Egipto bajo la
mano de Faraón, rey de Egipto. Sus reyes después de Salomón comenzaron a
realizar reverencia a otros dioses y comenzaron a seguir las costumbres, que
ellos mismos habían introducido. Los israelitas hicieron las cosas que no eran
rectas ante su Dios. Ellos erigieron pilares sagrados en todas sus ciudades, e
hicieron cosas malas provocando a su Dios. Sirvieron a ídolos y de las cuales
les había dicho: «Ustedes no harán esto». Inclusive mandó a sus profetas y sus
videntes diciéndoles: «Vuélvanse de sus malos caminos y guarden mis
mandamientos, de toda la ley que ordene a sus padres». Sin embargo, ellos no
escucharon, sino que fueron tercos como sus padres, que no creyeron en su Dios.
Su pueblo desechó sus estatutos y el pacto que Él había hecho con sus padres,
el pueblo siguió el camino de la vanidad, y se mezclaron con las naciones que
los rodeaban. Su Dios les había ordenado que no fueran como ellos. ¿qué sucedió? Su Dios se enojó en gran manera
contra Israel, los quitó de su presencia y desechó a toda la descendencia de
Israel. Israel habían cometido todos los pecados ante su Dios y los entregó en
mano de sus enemigos de tal manera que fueron llevado de su propia tierra al
destierro.
¿Los judíos dicen ser la raza elegida de Dios?
En realidad,
los primeros hebreos eran una raza especial, eran semitas y específicamente
desempeñaron un papel particular en aquella época. Eran esencialmente semita y
sería muy difícil rastrear a cualquiera de sus originales. En actualidad, nos
entramos con judíos de hoy, y muchos de ellos ahora están en cuerpos de muchas
nacionales. Una gran proporción de ellos se encuentran entre la élite
gobernante del planeta. Pueden ser israelíes, los escandinavos, alemanes,
asiáticos, británicos, estadounidenses, africanos y otros árabes, etc. Los judíos
originales eran de la esencia semita y no tenía nada de relación con las líneas
de sangre aria (raza blanca). Por ejemplo: la raza africana al mezclarse con
raza aria, ellos mantienen su esencia genética con se ven en mundo actual. En
cambio, en la actualidad se mantiene la raza semita en la región de la antigua
Palestina entre sus poblaciones. Entonces en la actualidad nos entramos con
judíos de raza blanca y no siguen los rasgos de la línea genética original
semita. Ellos están más emparentados con la raza occidental y eso se debe por
consecuencia que han contraído matrimonio con otros pueblos y se han degradado
como originales e inclusive no son originales. Por ejemplo: Una raza oriental
al mezclarse con los occidentales, ellos mantienen sus rasgos genéticos. Por lo
tanto, nos encontramos con judíos más adecuadamente identificados como arios
llamados Sionistas dominantes.
Muchos judíos
de hoy dicen tener derechos sobre Palestina porque cree que su Dios, Jehová,
les ha dado la tierra. Este derecho que consideran divino, les ha permitido
formar su estado de Israel después del holocausto NAZI y a partir de desde ese
momento han creado conflictos para expandir sus territorios. Esas tierras son
disputadas por los palestinos, que creen que Alá les ha preparado la tierra y
muchos de ellos eran judíos que cambiaron sus doctrinas. Los judíos y
palestinos consideran esa tierra y muchos de sus sitios como lugar santo.
Muchos de los cristianos también consideran gran parte de la tierra como santa.
Estos Las reclamaciones irreconciliables han creado cuestiones muy delicadas y
han resultó en siglos de derramamiento de sangre sobre la tierra.
Lamentablemente,
todo el conflicto judío/cristiano/musulmán sobre la Era Palestina, lo único que
consiguió es el derramamiento de mucha sangre. La élite gobernante sobre
planeta ha sido muy dura con cualquier filosofía, pensamientos, ideales,
religiones y otras prácticas que se originan en los lugares ahora conocidos
como Irán, Irak y Afganistán. Esto incluye la persecución de las religiones que
no son judíos. Esto de ninguna manera indica que todos los pensamientos que se
originan de estas áreas son de la verdadera luz, son solamente doctrinas
creadas por humanos. La razón principal porque en estas áreas se resisten
duramente es por todos los sufrimientos que han causados la élite gobernante y
ahora pelean por su libertad. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes
nazis eliminaron a la gran mayoría de judíos de Europa que genéticamente eran
(semita) los más puros, esos judíos mantenían su tradición intacta y poseían
mucho conocimientos y reliquias antiguas de Israel. Les dijeron a los judíos
que tenían que volver a la gran Palestina para edificar nuevamente el Estado de
Israel y ellos se negaron a regresar.
¿Porque no querían regresar?
Ellos no
deseaban volver, sabían que, si volvían allí tendrían muchos conflictos y en
esos lugares sus tierras eran difíciles para progresar. Ellos estaban cómodos
en Europa gozando de una buena prosperidad. Esos judíos reales se podrían
haberse salvado. Pero los sacerdotes líderes Egoístas ante la resistencia de
esos grupos de judíos puros de Europa en negarse regresar a su Tierra
Prometida, planearon sus asociaciones con facciones de la SSS para el
exterminio de masa de judíos que se negaron marcharse. Se les dijeron que se
quedaran allí, que no sucedería nada y que los alemanes no les harían nada. Así
que eso judíos fueron perseguidos, encerrados y llevados a campo de
concentraciones, y utilizados como esclavos y mano de obra, para luego ser eliminados.
Los rabinos sabían la verdad les dieron que debían pasar esta experiencia para
una causa divina. Hitler no sabía estos sucesos de extinción judía que
realizaban los fanáticos esquizofrénicos de la SSS NAZI e inclusive él era
descendiente genéticamente de madre judía.
El oro negro
Todos los
problemas que rodean sobre estas áreas se pueden explicar de manera creíble por
razones sociopolítica-económicos. El petróleo es uno de los principales
factores creíbles utilizados para explicar cómo los intereses
estadounidense-israelíes están desesperante interesados en estas áreas.
El último
disfraz que se están utilizando es la lucha contra terroristas, con el fin de
ofuscar las luchas en esas áreas. Y entonces nos encontramos con una verdadera
razón en la cual la mayoría de las personas y países involucrados están
atrapados en estas luchas sin "razones" específicas (la desviación) y
no son conscientes de la verdadera razón.
Entonces nos
entramos con un Estados Unidos, gobierno sionista, atacando brutalmente a otros
países sin propósito. Como sucedió con Afganistán e Irak, y sobre Medio Oriente
(Palestina) y ahora tienen su vista puesta en Irán. Ellos fueron responsables y
estuvieron involucrados en muchos otros conflictos en todo el mundo.
El fracaso estadunidense
Se convenció
al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que Irán se disponía a
fabricar una bomba atómica instalaciones nucleares iraníes. El presidente Trump
propuso entonces que Estados Unidos apoyará un ataque israelí, pero con armas
convencionales, en aras de evitar un bombardeo nuclear... ¡israelí...!
La aviación
israelí lanzó entonces un ataque masivo contra los centros iraníes de
investigación nuclear, contra el sistema de misiles balísticos de Irán y contra
varios responsables militares y científicos vinculados a la investigación
nuclear. El ataque de Israel se basó en los datos de inteligencia recogidos por
los radares estadounidenses instalados en la base al-Udeid (en Qatar) - los
radares israelíes no cubren el territorio iraní.
Israel quiso,
"neutralizar la amenaza existencial e inminente que representan los
programas de armas nucleares y de misiles balísticos de Irán". Basándose
en las "estimaciones" de la inteligencia artificial del software
Mosaic- afirmando falsamente que Irán no cumplía sus obligaciones hacia el OIEA
y que había, "acelerado sus esfuerzos clandestinos por obtener armas
nucleares". Pero, incluso suponiendo que los dirigentes de Israel hayan
creído que Irán estaba realmente a punto de disponer de una bomba atómica y que
iba a utilizarla contra Israel, el hecho es que la Operación León Rampante,
también apuntaba contra el sistema de misiles balísticos de la República
Islámica y contra responsables militares y científicos. Eso demuestra que el
objetivo del ataque israelí no era el que Tel Aviv alega sino destruir las
capacidades iraníes de defensa y de investigación.
Y nuevamente
se plantea la cuestión de la violación de los compromisos internacionales de
Israel y de Estados Unidos, más claramente de sus violaciones del derecho
internacional.
El
representante permanente de Israel en la ONU, el embajador Danny Danon, habló
de una guerra "preventiva y preemptiva". O sea, según Danon, Israel
atacó sabiendo que iba a ser atacado y en "interés de la comunidad
internacional". Según en esta manera de ver las cosas, usted podría
asesinar a su vecino en cualquier momento.
Ya ha podido
comprobarse, incluso antes de la Operación Espadas de Hierro, que Israel actúa
sin tener en cuenta las vidas de los civiles, o sea, según los términos
utilizados en la Conferencia de La Haya de 1899, la conferencia fundacional del
derecho internacional, Israel no actúa, "como una nación civilizada sino
como los bárbaros”. La participación militar de Estados Unidos, con sus radares
de la base al-Udeid, justifica el mismo juicio al evaluar el comportamiento de
Washington.
Israel no se
limitó a bombardear desde sus aviones de guerra. El ejército de Israel utilizó
drones, previamente introducidos en Irán, para atacar en sus domicilios a
responsables militares y científicos iraníes. Es la segunda vez que se ve ese
modus operandi, la primera fue en el ataque de Ucrania contra varias bases de
los bombarderos estratégicos rusos - la reciente Operación Tela de Araña,
realizada el 1º de junio pasado.
¿Se puede
entonces dejar de ver la similitud entre las dos operaciones?, sobre todo si
recordamos que en el momento de la operación ucraniana se mencionó que su
ejecución tiene que haber exigido la participación de un servicio secreto no
ucraniano... ¿estadounidense o israelí?
¿Será que
Israel ha declarado en secreto la guerra a Rusia?
También
tenemos que recordar que el director del servicio de seguridad ucraniano (SBU),
el general Vassyl Maliuk, nacionalista integrista declarado, es un gran
admirador del coronel SS Otto Skorzeny, sin olvidar que, después de la Segunda
Guerra Mundial, Skorzeny, bajo la protección de la CIA estadounidense y del MI6
británico, formó incluso su propia agencia - el Paladín Group - que
"trabajó" para Israel.
Por otra
parte, el día antes del ataque de Israel - que sin embargo no bombardeó la
central atómica iraní de Bouchehr, donde trabajan numerosos ingenieros rusos -
la prensa iraní había publicado los primeros documentos secretos robados en
Israel por la inteligencia iraní. Entre
esos documentos israelíes hay una lista de científicos iraníes... que el
director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, puso en manos de Israel. Y en
esa lista aparecen los nombres de los científicos iraníes asesinados durante la
operación israelí León Rampante...Eso no significa que el director del OIEA
designó personalmente a los científicos que había que asesinar, y eso lo hace
cómplice de los asesinatos.
La Operación Martillo de Medianoche
Por su parte,
el presidente estadounidense ordenó la Operación Martillo de Medianoche,
realizada en la noche del 21 al 22 de junio, contra 3 instalaciones del
programa iraní de investigación nuclear. Según la versión oficial, las bombas
GBU-57 utilizadas esa noche, destruyeron esas instalaciones.
Puede que sí,
puede que no.… pero lo cierto es que al asegurar que el bombardeo
estadounidense destruyó las instalaciones iraníes, el presidente Trump privó al
gobierno de Netanyahu de toda posibilidad de seguir justificando sus bombardeos
contra Irán.
Mientras que
en Washington se iniciaba una polémica con la Agencia de Inteligencia de la
Defensa (DIA), Israel seguía bombardeando Irán, destruyendo depósitos de
combustible y diversas infraestructuras, objetivos que nada tenían que ver con
los que Tel Aviv hacia anunciado inicialmente, exactamente como en Gaza donde
matar de hambre a los civiles palestinos nada tiene que ver con el objetivo
oficia planteado por el primer ministro Netanyahu, que sería vencer al
Hamas...
FIN