Cada bando está convencido de que el otro quiere destruirlo y solo uno lucha por una verdad. Sólo será posible preservar la paz si cada bando es capaz de reconocer sus errores. Occidente tendrá que hacer un cambio radical porque hoy las acciones rusas van por un camino de ganar la guerra en Ucrania y el discurso occidental no corresponde a la realidad.
Ningún gobierno quiere una guerra
en su territorio. Cuando las guerras llegan a desatarse es, generalmente, bajo
el efecto de intereses, con razón o sin ella, cada bando enfrenta pérdidas.
Por supuesto, un Gobierno de
Washington apoyando y financiando la guerra de Kiev, mientras Rusia lo está
empujando hacia el precipicio. Un gobierno de Kiev corrupto y extremadamente nazi.
Esta es exactamente la situación actual.
Una Rusia que está convencida, con
razón o no, de que Occidente quiere destruirla. Mientras Occidente está
idénticamente convencido de que Rusia ha iniciado una campaña imperialista que
acabará destruyendo sus libertades. Mientras tanto, en gobierno de las sombras,
grupo de poder straussianos que gobierna a Estados Unidos, desean que el
gobierno de Kiev desgate a las fuerzas militares de Rusia, pero está ocurriendo
todo lo contrario, a pesar de todas las sanciones económicas que le impone
Occidente.
Eso no significa que la Tercera
Guerra Mundial va a comenzar 'mañana'.
Si ningún gobierno de la Unión
Europea y Estados Unidos no cambian radicalmente su política exterior, más el
agregado de la guerra de Israel, Europa estará caminando directamente hacia el
abismo y una de sus consecuencias del caos más absoluto es la carencia de la
energía que mueve sus industrias: el gas y el petróleo.
Pero veamos por la guerra de Ucrania-Rusia
En aras de disipar malentendidos,
tenemos que ver la narración de los dos bandos.
En el 2014, Crimea se había
convertido el foco de una de las peores crisis entre Rusia y Occidente desde la
guerra fría, después de que el hasta entonces presidente de Ucrania Víktor
Yanukóvich fuera derrotado tras una serie de protestas orquestadas por células
infiltradas.
El pueblo ucraniano estaba
dividido entre aquellos que querrían una mayor integración con Rusia y los que
apoyaban una mayor alianza con la Unión Europea.
Moscú estima que el derrocamiento
del presidente democráticamente electo en Ucrania, Viktor Yanukovich fue un
golpe de Estado orquestado por Estados Unidos. Este es el primer punto de
divergencia ya que Washington interpreta aquel derrocamiento como una
"revolución", la "revolución del EuroMaidan" o de la
"dignidad", aunque ocho años después numerosos testimonios occidentales,
demuestran la implicación del Departamento de Estado, de la CIA y de la NED de
Estados Unidos, así como la de Polonia, Canadá y finalmente de la OTAN.
Los pobladores de Crimea y del
Donbass rechazaron entonces el nuevo poder instaurado en Kiev, plagado de
"nacionalistas integristas", los mismos sucesores son los mismos
quienes habían colaborado con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Después de la disolución de la
Unión Soviética, la población de Crimea, tras el derrocamiento de Yanukóvich,
el Parlamento de Crimea eligió a un primer ministro y votó a favor de separarse
de Ucrania. Los líderes de Crimea deciden proteger a sus habitantes del
“extremismo nazi” que había tomado el poder en Kiev y amenazaba el derecho a
hablar ruso en la región.
Se organizó un referéndum en el que
se le preguntó a las personas si estaban a favor del regreso a la nueva Rusia
independiente. Donde el 95% de los votantes de Crimea apoyaron a favor de
unirse a Rusia. Ucrania y Occidente juzgaron que el referéndum era ilegal,
mientras que Rusia lo apoyó firmemente.
Putin oficializó firmando un
proyecto de ley en el que Crimea se incorporaba a la Federación Rusa. En el
discurso pronunciado en la Sala de San Jorge del Kremlin antes de la firma,
Putin había asegurado que Crimea es "tierra santa rusa" y opinado
que, en Ucrania, Estados Unidos y sus socios occidentales se pasaron de la
raya. "Todo tiene un límite" y Washington "lo traspasó" en
el país vecino, señaló, acusándolo de estar acostumbrado a actuar según la ley
del más fuerte.
La anexión de Crimea por parte de
Rusia recibió la condena internacional y de Estados Unidos –el presidente
estadounidense de ese entonces Barack Obama declaró: "viola la soberanía
de Ucrania y el derecho internacional". Fue entonces como la Unión Europea
impusieron una serie de sanciones a personas y empresas rusas en respuesta a la
anexión de la península. Ucrania y Occidente juzgaron que el referéndum era
ilegal, mientras que Rusia lo apoyó firmemente.
Durante 4 años, Rusia y Ucrania
reclamaron la posesión de la península de Crimea. Rusia recordó al mundo que
entre 1991 y 1995 no fue Kiev sino Moscú quien garantizó el pago de las
jubilaciones y los salarios de los funcionarios en Crimea. De hecho, Crimea
seguía siendo rusa a pesar de ser considerada parte de Ucrania. Fue en definitiva
el presidente ruso Boris Yeltsin quien, ante una situación de grave crisis
económica, abandonó Crimea. Pero Crimea votó entonces una Constitución que
reconocía su autonomía en el seno de Ucrania, algo que Kiev nunca aceptó.
En 2014, el segundo referéndum
realizado en Crimea arrojó nuevamente un voto aplastante de la población de la
península a favor del regreso a la Federación Rusa, reclamo que Rusia aceptó.
Para fortalecer la continuidad de su territorio, Rusia construyó un largo
puente que conecta su metrópoli con la península de Crimea a través del Mar de
Azov, "privatizando" de hecho ese pequeño mar. Crimea alberga el
puerto de Sebastopol, de altísima importancia para la marina de guerra rusa. La
península, que nada era en 1990, volvió a convertirse en una potencia en 2014.
Occidente reconoció el referéndum
realizado en Ucrania en 1990. Pero no reconoce el que realizó Crimea en 2014, a
pesar de que el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos también se
aplica a la población de esa península. Occidente señala que había en Crimea
numerosos soldados rusos que no portaban las insignias de su ejército, lo cual
es cierto. Pero los resultados de los referéndums realizados en la península,
en 1990 y en 2014, fueron sensiblemente similares, lo cual excluye toda
sospecha de fraude. Para remachar su no aceptación de lo que tildaba de
"anexión", Occidente adoptó sanciones contra Rusia, sin autorización
del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esas sanciones violan la Carta de
la ONU, documento donde se estipula que, sólo el Consejo de Seguridad tiene la
prerrogativa de adoptar sanciones contra los Estados.
Los óblast de Donetsk y de Lugansk
también rechazaron el régimen surgido del golpe de Estado de 2014, proclamaron
su autonomía y asumieron el papel de la resistencia frente a los
"nazis" de Kiev. Ver a los "nacionalistas integristas" como
"nazis" es algo históricamente justificado pero que no permite que
los no ucranianos puedan entender lo que sucede.
El "nacionalismo
integral" fue creado en Ucrania por Dimitro Dontsov al principio del siglo
XX. Dontsov, inicialmente un filósofo de izquierda, se deslizó poco a poco
hacia la extrema derecha. Durante la Primera Guerra Mundial, Dontsov fue agente
remunerado del II Reich, antes de participar en el gobierno ucraniano de Simón
Petliura, surgido durante la Revolución Rusa de 1917. Durante el breve periodo
entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Dontsov ejerció una especie de
magisterio entre la juventud ucraniana y se convirtió en propagandista del
fascismo y, después, del nazismo.
Se convirtió también en un
antisemita furibundo y aconsejaba la liquidación de los judíos mucho antes de
que esa posibilidad recibiese el apoyo de las autoridades nazis, que antes de
1942 sólo hablaban de "expulsión". Durante la Segunda Guerra Mundial,
Dimitro Dontsov no quiso encabezar la Organización de Nacionalistas Ucranianos
(OUN), cuya dirección confió a su discípulo Stepan Bandera, con Yaroslav
Stetsko como segundo al mando.
Casi todos los documentos sobre la
actividad de Dontsov dentro del nazismo fueron destruidos. Se ignora lo que
hizo durante la guerra, sólo se conoce su activa participación en el Instituto
Reinhard Heydrich, luego del atentado que costó la vida de ese dirigente nazi. Pero
los diarios de ese órgano antisemita demuestran la importante implicación de
Dontsov.
Al terminar la guerra, Dimitro
Dontsov huyó a Canadá - bajo la protección de los servicios secretos
anglosajones - y más tarde se instaló en Estados Unidos. Al final de su vida,
Dontsov seguía siendo tan virulento como antes y había adoptado una forma de
misticismo vikingo, predicando el enfrentamiento final contra los
"moscovitas".
Actualmente, los libros de Dimitro
Dontsov, sobre todo el que se titula Nacionalismo, son lectura obligatoria para
los miembros de los grupos paramilitares ucranianos, principalmente para los
elementos del Regimiento Azov.
Durante la Segunda Guerra Mundial,
los "nacionalistas integristas" ucranianos masacraron al menos a 3
millones de sus compatriotas ucranianos.
Washington hace una lectura
diferente de todo lo anterior.
Visto desde Washington, los
"nacionalistas integristas" cometieron errores... pero luchaban por
su independencia frente a los nazis y también contra los bolcheviques rusos. Se
justifica así que la CIA haya dado albergue a Dimitro Dontsov en Estados Unidos
y que también haya dado empleo a Stepan Bandera en Radio Free Europe (Radio
Europa Libre). Y aún más se justifica haber creado la Liga Anticomunista
Mundial alrededor del primer ministro que los nazis impusieron en la Ucrania
ocupada, Yaroslav Stetsko, y del jefe de la oposición anticomunista china,
Chiang Kai-shek.
También según Washington, hoy todo
eso es "cosa del pasado".
En 2014, con el presidente Petro
Porochenko, Kiev cortó toda ayuda a los "moscovitas" del Donbass.
Dejó de pagar las jubilaciones de sus conciudadanos y los salarios de sus
funcionarios, prohibió la lengua rusa - idioma de la mitad de los ucranianos -
y emprendió operaciones militares punitivas contra los "subhumanos"
del Donbass, con un saldo 5 600 muertos y 1,5 millones de desplazados en sólo
10 meses.
Ante esos horrores, Alemania,
Francia y Rusia impusieron los Acuerdos de Minsk, que tenían como objetivo
hacer que Kiev volviese a la razón y proteger a los pobladores del Donbass.
Luego de haber comprobado que la aplicación de los primeros acuerdos no se concretaba,
Rusia logró que el Consejo de Seguridad de la ONU diera su aval al Acuerdo
Minsk 2. Esa es la resolución 2202 que el Consejo adoptó por unanimidad...
Para Washington, los pobladores
ruso parlantes del Donbass sólo eran "separatistas" con apoyo militar
de Moscú. Así que Estados Unidos afirmó que el acuerdo Minsk 2 (firmado el 12
de febrero de 2015) no reemplaza los primeros acuerdos de Minsk (firmados el
5 y el 19 de septiembre de 2014). Estados Unidos exigía entonces que Rusia
retirar los soldados sin uniforme que había desplegado en el Donbass.
Alemania y Francia hicieron
agregar una declaración común, con Rusia como co-firmante, que garantizaba la
aplicación "obligatoria" de aquel conjunto de
"compromisos". Sin embargo, poco después el presidente ucraniano
Porochenko declaró que no tenía intenciones de aplicar los acuerdos de Minsk y
reinició las hostilidades contra los rusos parlantes (ucranianos) del Donbass,
política que también adoptó y aplico después el gobierno del presidente
Zelenski.
Durante los 7 años posteriores a
la adopción de la resolución 2202 fueron asesinados otros 12 000 pobladores del
Donbass - según las cifras de Kiev - o 20 000, según Moscú. En todo ese tiempo
Moscú se abstuvo de intervenir. El presidente Vladimir Putin no sólo retiró las
tropas rusas, sino que además prohibió a un oligarca el envío de mercenarios en
apoyo a los pobladores del Donbass, que quedaron así abandonados a su suerte
por los garantes de los acuerdos de Minsk y por los demás miembros del Consejo
de Seguridad de la ONU.
En el funcionamiento político ruso
se espera a estar en condiciones de hacer las cosas antes de anunciarse. Moscú
guardaba silencio, pero se preparaba para lo que vendría después. Siendo ya
objeto de las sanciones adoptadas desde el regreso de Crimea a la Federación
Rusa, Moscú sabía que Occidente recrudecerían esas sanciones cuando Rusia
decidiera intervenir para concretar la aplicación de la resolución 2202.
Así que los dirigentes rusos
entraron en contacto con otros Estados que también eran objeto de sanciones,
principalmente con Irán, para burlar las sanciones que ya existían contra Rusia
y prepararse para burlar también las que seguramente vendrían. Quienes suelen
viajar a Rusia pudieron observar que el gobierno encabezado por Putin estaba
desarrollando la autosuficiencia en materia de alimentación, incluyendo la
producción de carne y queso, hasta entonces deficiente. Rusia se acercó a China
en el sector de la actividad bancaria - lo cual nosotros interpretamos
entonces, erróneamente, como una simple iniciativa contra el dólar
estadounidense. En realidad, Rusia estaba preparándose para su futura exclusión
del sistema [de pagos interbancarios] SWIFT.
Cuando el presidente Putin ordenó
la intervención en Ucrania, precisó claramente que no estaba declarando una
"guerra" para anexar la nación, sino que estaba emprendiendo una
"operación militar especial" en virtud de los compromisos contraídos
en la resolución 2202 y de la "responsabilidad de proteger" a las
poblaciones civiles del Donbass.
Conforme a lo previsto, Occidente
reaccionó con la adopción de sanciones económicas que afectaron duramente la
economía rusa... durante 2 meses. Después de aquel primer impacto, las
"sanciones" más bien han resultado ventajosas para Rusia, que ya se
había preparado para enfrentarlas con mucha antelación.
En el plano militar, Estados
Unidos y las potencias europeas enviaron a Kiev grandes cantidades de armamento,
antes de desplegar en Ucrania consejeros militares y cierta cantidad de fuerzas
especiales para el entrenamiento de las tropas de Kiev.
Las tropas rusas enviadas, con una
cantidad de efectivos 3 veces inferior a los del ejército ucraniano, comenzaron
a tener dificultades y Moscú había decretado una movilización parcial para
enviar efectivos frescos sin debilitar su defensa nacional.
La OTAN, por su parte, ha ideado
un dispositivo tendiente a movilizar un grupo central de Estados y, simultáneamente,
un grupo ampliado de sus socios más lejanos. En financiar, de
"repartir" los esfuerzos financieros de la mayor cantidad posible de
"socios" al gobierno de Kiev, en una guerra para agotar a Rusia...
Moscú respondió anunciando, con la
mayor claridad, que, si Occidente va un poco más allá, Rusia no vacilará en
recurrir a sus nuevas armas. Las fuerzas armadas de Rusia y China dominan
tecnología de los vectores hipersónicos, que siguen siendo una tarea pendiente
para las potencias occidentales. Moscú y Pekín están en condiciones de destruir
cualquier objetivo, en cualquier lugar del planeta y en cuestión de minutos.
Sus misiles hipersónicos son actualmente imparables y ese desequilibrio se
mantendrá como mínimo hasta el año 2030.
Rusia ya señaló que los blancos
prioritarios serían el Ministerio Británico de Exteriores - que Moscú ve como
la cabeza pensante de sus enemigos - y el Pentágono estadounidense - al que
considera el brazo armado de Occidente.
Si decidiese atacar, las fuerzas
armadas de Rusia destruirían previamente los satélites CS3 de Estados Unidos
que garantizan las comunicaciones estratégicas. En sólo horas esos satélites
quedarían imposibilitados de guiar los vectores nucleares y la respuesta de
Occidente se vería simplemente paralizada. En esas condiciones, no queda mucho
espacio para las dudas sobre el resultado del conflicto.
Vale la pena señalar que cuando
Moscú menciona la posibilidad de recurrir a su arsenal nuclear, no habla de
utilizar bombas atómicas como las que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y
Nagasaki sino de armas tácticas destinadas a destruir pequeños objetivos muy
bien definidos - como la sede del Ministerio de Exteriores británico o el
Pentágono.
Por consiguiente, están de más las
declaraciones grandilocuentes del presidente Biden sobre el riesgo que, según
él, se cierne sobre el mundo. En todo caso, el enfrentamiento no es totalmente
imposible. En Estados Unidos, los discípulos sionistas del filósofo Leo Strauss
- los llamados "straussianos" - un grupo que tiene poder en el
congreso estadounidense y en la industria de armas, están decididos a provocar
el derrocamiento de Putin y eliminar poder de Rusia. Un Estados Unidos con un
poder geopolítico y militar de dominio del mundo, con un poder político
dominando a sus aliados, la OTAN y que para eso el imperio estadounidense no
debe vacilar en sacrificar a los "aliados" para hacer frente a la
guerra.
Según la lógica de los
straussianos, si los aliados sufren más que Estados Unidos, Estados Unidos
seguirá predominando sobre sus aliados ya que seguirá siendo "el
primero", aunque no sea el mejor. Como en todos los conflictos, la gente
tiene miedo y ciertos individuos la empuja hacia la guerra.
Rusia organizó 4 referéndums de
autodeterminación y sobre el regreso a la Federación Rusa en las 2 repúblicas
populares del Donbass y en 2 Óblast de la Novorossiya. Las potencias del G7,
cuyos ministros de Exteriores estaban participando en la apertura de la
Asamblea General de la ONU, en Nueva York, reaccionaron de inmediato
denunciando esos referéndums como consultas inaceptables por realizarse en
medio de una situación de guerra, una opinión muy discutible. Luego afirmaron
que se trataba de una violación de la soberanía de Ucrania, de su integridad
territorial y de la Carta de la ONU, pero eso es falso.
Por definición, el derecho de los
pueblos a disponer de sí mismos no contradice la soberanía ni la integridad
territorial del Estado del que esos pueblos pueden separarse, si así lo desean.
Además, todos los miembros del G7 - menos Japón - son firmantes del Acta Final
de Helsinki, donde se comprometen a defender esos principios. Es
particularmente desagradable ver como el G7 interpreta el derecho según su
conveniencia, sobre todo cuando se trata del derecho de los pueblos a disponer
de sí mismos.
Por ejemplo:
La Asamblea General de la ONU
condenó la ocupación ilegal del archipiélago de Chagos por parte del Reino
Unido y ordenó que ese territorio fuese restituido a la República de Mauricio,
a más tardar el 22 de octubre de 2019. No sólo esa restitución no se ha
concretado, sino que además una de las islas del archipiélago de Chagos - la
isla Diego García - sigue estando en manos de Estados Unidos, nación que paga
por ella un "alquiler" al Reino Unido para mantener allí la mayor base
militar estadounidense en el Océano Índico.
También está el caso de Francia,
que en 2009 convirtió su colonia de Mayotte en un departamento francés. Francia
organizó en Mayotte un referéndum en violación de las resoluciones 3291, 3385 y
31/4 de la Asamblea General de la ONU, que reafirman la unidad de las islas
Comores (oficialmente Unión de las Comoras) y prohíben expresamente la
realización de referéndums separados en dichas islas, lo cual incluye las tres
islas de la Unión de las Comoras y la colonia francesa de Mayotte. Francia
violó esas resoluciones al organizar un referéndum en Mayotte sólo para apartar
ese territorio del proceso de descolonización... porque París tiene allí una
base naval y, sobre todo, una base militar dedicada a la intercepción de
comunicaciones y a la obtención de datos de inteligencia.
Desde el punto de vista ruso, si
fuesen reconocidos internacionalmente esos referéndums pondrían fin a las
hostilidades. Al rechazarlos, Occidente prolonga el conflicto. La intención es
poner en manos de Rusia el resto de la Novorossiya. Pero si Odesa vuelve a ser
rusa, Moscú tendrá que aceptar también la adhesión de Transnistria, territorio
contiguo a la Federación Rusa. Sólo que Transnistria no es ucraniana sino
moldava - de ahí su actual denominación es República Moldava del Dniéster.
Rusia no quiere adoptar un
territorio moldavo, que ciertamente tiene razones históricas para proclamarse
independiente. Tampoco ha aceptado adoptar a Osetia del Sur y Abjasia,
territorios que también tienen razones históricas para proclamarse
independientes pero que son georgianos. El hecho es que Moldavia y Georgia no
han cometido crímenes comparables a los de la actual Ucrania.
Al terminar esta exposición
podemos ver que ambas partes tienen reproches justificados que hacer a la otra
parte. Pero, aunque son justificados, esos reproches no son de la misma
envergadura.
Occidente dio su aval al golpe de
Estado que se perpetró en Kiev en 2014, trató de detener la subsiguiente
masacre de civiles que se oponían al golpe, pero finalmente permitió que los
nacionalistas integristas continuarán la matanza y optaron por armar a Kiev en
vez de obligarlo a respetar los acuerdos de Minsk
Estamos en un camino que la guerra
de Ucrania que se propague hacia sus vecinos, por eso los gobiernos de las naciones
vecinas se están armando hasta los dientes porque saben que Kiev se derrumbará.
Ahora nos entramos con otro frente en Medio Oriente, la guerra de Israel, ahora
Estados Unidos y la Unión Europea están preocupados por la región, por los
recursos del petróleo y el gas. La posibilidad de la entrada en una guerra en
Medio Oriente, se trata de la pérdida almacenamiento global de reservas de
petróleo y el gas.
Los cambios que se producirían en
los mercados mundiales del petróleo y del gas, provocaría que los precios se
eleven hasta las nubes si esa guerra se profundiza. Tanto Estados Unidos como
China posee reservas de amaneramiento de petróleo. Un Estados Unidos promocionando su independencia energética, pero se provee de petróleo y gas de
Canadá y petróleo de México; y ahora es el mayor importador de energía a la
Unión Europea. Un mundo demandando cada vez más del petróleo y gas.
FIN
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