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lunes, 29 de agosto de 2022

En lucha con el otro yo

Las proyección de  la sombra

Nosotros no podemos percibir directamente el dominio oculto de la sombra ya que ésta, por su misma naturaleza, resulta difícil de aprehender. La sombra es peligrosa e inquietante y parece huir de la luz de la conciencia como si ésta constituyera una amenaza para su vida

Carl Jung dice:

el arquetipo de la sombra representa el “lado oscuro” de nuestra personalidad, esos rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. Durante la infancia, la sombra personal se desarrolla en todos nosotros
Citando a Jung: "Un 'algo' desconocido ha tomado posesión de una porción mayor o menor de la psique y afirma su odiosa y dañina existencia sin inmutarse por toda nuestra visión, razón y energía, proclamando con ello el poder del inconsciente sobre la mente consciente, el soberano poder de la posesión".

La personalidad del individuo proyecta sus sombras sobre otras personas, imaginando que la otra persona es la encarnación del mal, considerándolo como su enemigo. Tratará con todo su esfuerzo de destruir ese mal que ve en su mundo exterior y en realidad es su propio reflejo de la oscuridad de su yo, negando ser parte de ella. Esa persona está como poseída, tratando de destruir el mal de su mundo exterior, es el mismo mal de su propia sombra.

Esa proyección de las sombras es un reflejo del proceso interno de su disociación: el mecanismo adaptativo de desconexión de la mente de la realidad externa cuando nos encontramos ante una situación y querer exterminar una parte de la misma persona. En realidad, esa proyección es un acto de violencia psíquica, es vez de descargarlo sobre sí mismo, sino lo exterioriza hacia el otro que es el destinatario de su sombra.

La persona, inconsciente de su sombra, exactamente atraerá las sombras de los demás hacia sí mismo, como un imán psíquico.

Proyectar nuestro propio mal fuera de nosotros mismo,aparentemente nos libera de la carga de tener que lidiar con el mal dentro de nosotros. Al proyectar la sombra hacia el exterior, se evita lidiar del mal que subyace dentro del sí mismo. Por ejemplo, la personalidad de Hitler: la inconsciencia de su sombra asegura que actué inconscientemente, ofreciendo como un gancho, así otros puedan atrapar su proyección de su sombra. Ese gancho del destinatario saca perfectamente la proyección de la sombra inconsciente del otro (la masa), que tenía la potencialidad de volverse consciente y así utilizando el método indirecto de la proyección sobre el objeto externo para expresarse de alguna manera.

Hitler; no pertenecía a una raza maligna diferente a la nuestra, él era humano como nosotros. Cuando la persona no reconoce esa parte negativa de su propia psiquis fruto de haber desarrollado un ego, negando su propia maldad, culpabilidad o sentimiento de inferioridad, necesita proyectarla sobre los demás para después percibir que son los otros los mezquinos, culpables o malvado.

La proyección de sombra es el proceso psicológico subyacente que cuando se moviliza colectivamente, es un combustible se alto octanaje que alimenta la actividad humana de la guerra.

El querer matar a nuestra sombra expresada en el mundo exterior, es en sí mismo el reflejo encarnado de nuestro acto interno original de separarnos, es como intentar de destruir la parte oscura del sí mismo y es el origen del impulso en la raíz misma de la proyección de la sombra internalizada. Esa sombra exteriorizada surge de su mundo interior, de su propia oscuridad del sí mismo y literalmente buscando como anestesiarla y extirparle de su experiencia interna.

El tratar de destruir a la propia sombra, uno se encuentra con conflicto interminable, a causa que se está constantemente alimentando, apoyando y creando sin saberlo. Una vez que se proyecte la sombra colectivamente, ese mundo exterior reflejará la sombra proyectada, interactuando hacia otros y justificarán la proyección proporcionando evidencia para confirmar la verdad aparente de la proyección de sombra.

En esa proyección de sombra, las personas quedan hechizados por su propia sombra reflejada, al proyectar esa sombra liberadas a través del enojo, se ha caído en un ciclo de retroalimentación que se transforma en perpetua en sí mismo, al tratar de destruir esa propia oscuridad. Es una batalla que nunca se podría ganar. Es el tratar de extinguir con combustible al fuego.

La proyección colectiva de sombras es a la vez, un síntoma de la locura y, al mismo tiempo, es el acto mismo que genera la locura de la que en sí misma es una expresión.

El descubrimiento de la sombra tiene por objeto fomentar nuestra relación con el inconsciente y expandir nuestra identidad compensando, de ese modo, la unilateralidad de nuestras actitudes conscientes con nuestras profundidades inconscientes. Según el novelista Tom Robbins -descubrir la sombra nos permite estar en el lugar correcto del modo correcto-. Cuando mantenemos una relación correcta con la sombra el inconsciente deja de ser un monstruo diabólico ya que, como señala Jung, «la sombra solo resulta peligrosa cuando no le prestamos la debida atención”. Cuando logramos una relación adecuada con la sombra restablecemos el contacto con nuestras capacidades ocultas. El trabajo con la sombra, se logra con gran esfuerzo constante por desarrollar una relación creativa con la sombra

Cuando alguien, con su actitud o sus ideas, nos afecta emocionalmente y respondemos de forma exagerada en su contra, lo más probable es que estemos proyectando nuestra propia sombra.




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